Errausketa: oso garestia eta arriskutsua

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La incineración: costosísima y peligrosa

El vertido cero actualmente puede que no sea posible, pero tendría que ser el objetivo al que se debe tender. Este es el propósito que se han planteado con las basuras en otras naciones, entre ellas Gran Bretaña.

El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs) es un acuerdo internacional para hacer frente a la contaminación química mundial. El objetivo proteger la salud humana y el medio ambiente de contaminantes orgánicos persistentes o COPs. El Convenio señala a la incineración de residuos como una de las fuentes con mayor potencial de emisión de dioxinas, furanos, hexaclorobenceno y bifenilos policlorados y establece las acciones que los países que firmaron el acuerdo deben adoptar para lograr este objetivo. También requiere a esos países con el fin de reducir y de ser posible, eliminar la liberación de contaminantes orgánicos persistentes producidos en las Plantas Incineradoras y Hornos de Cementeras. El Gobierno Español fue uno de los firmantes del Convenio de Estocolmo y sistemáticamente lo incumple al permitir la incineración de las basuras urbanas e industriales en éstas plantas sin intentar antes su recuperación.

Lo primero que se debería hacer con los residuos es Reducirlos, Reciclarlos y Reutilizarlos. Con esto se minimizarían los restos de las basuras producidas. La opción de la incineración es además de costosa económicamente, generadora de gases C02, contamina el medio ambiente y libera en a la atmósfera elementos peligrosos y potencialmente cancerígenos. Los daños que las incineradoras han producido en la salud, como pasa con la mayoría de tóxicos ambientales (o incluso con el tabaco), se han evidenciado definitivamente más de 20 o 30 años después iniciada la actividad (estudios publicados entre 1996 y 2007  son los aceptados como rigurosos por la comunidad científica para las incineradoras de los años 70 y 80). Daños que van desde las cefaleas hasta las alteraciones genéticas y los tumores asociados a disruptores hormonales.

El Gobierno de Navarra y la Mancomunidad de la Comarca de Iruñea ya ha tomado su decisión de instalarla en la Zona Media una planta para la incineración de 200.000 toneladas anuales, que no es precisamente sostenible porque se desecha de antemano la recuperación y porque resulta carísima en época de crisis. Según declaraciones del socialista Javier Torrens “…no ve posibles la implantación de la recogida -puerta a puerta- puesta en servicio en varias localidades guipuzcoanas”.

Detrás de estas decisiones que toman nuestros políticos están las multinacionales, que por encima de todo pretenden vendernos sus costosísimas plantas de incineración. Sospechamos que el Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos (ISR) financiado por estas empresas está detrás de todo este montaje y hace poco tiempo realizaron unas jornadas en Navarra para vendernos las bondades de sus proyectos de incineración.

Lamentamos que como siempre, pagaremos entre todos con nuestros impuestos la carísima incineradora, se contamine el medio ambiente y también se ponga en riesgo la salud de la ciudadanía.