Ayer Itoitz, hoy el TAV (artículo de opinión de Julio Villanueva)
Hace un mes Rosario Brinquis presentó el estudio Itoitz 2012. Un análisis económico. En él realiza un análisis actualizado de la realidad económica del binomio Itoitz-Canal de Navarra, estudiando los costes, la recuperación de costes y la actividad económica generada. Las conclusiones son más claras que el agua de Itoitz: el coste total (pantano, fase 1ª del canal y zona regable) es superior a los 1.750 millones de euros. La recuperación de costes no supera el 27%. La producción bruta es el 65% de la inversión. La generación de empleo en la 1ª fase es irrisoria: 227 puestos de trabajo/año. Las previsiones de abastecimiento de agua de boca están sobredimensionadas (de los 60 Hm cúbicos/año que se había contemplado solo se consumen 2,75). Según afirma la autora, estos datos nos indican de manera clara y contundente la ausencia de rentabilidad de este proyecto para el conjunto de la sociedad, un proyecto que en boca de sus promotores era imprescindible para el desarrollo económico y social de Navarra.
Evidentemente en este estudio no se tienen en cuenta otros parámetros que no se pueden traducir en euros: la destrucción de dos preciosos valles, la desaparición de 7 pueblos, la inundación de 3 reservas naturales y 2 ZEPAS, una cicatriz insuperable de muchos kilómetros a lo largo de nuestra geografía, el drama humano de decenas de personas arrancadas de sus casas y desplazadas a la fuerza, los miembros de la oposición multados, detenidos, heridos y encarcelados, la tensión de vivir bajo un gigante que puede desplomarse, los agricultores extorsionados por la mafia del agua (o te apuntas al regadío o te expropiamos), los que se han entrampado hasta las orejas por un futuro más que incierto, la liquidación de las explotaciones agrícolas familiares en favor de multinacionales agroalimentarias, el envenenamiento de la tierra y pérdida de fertilidad por el fomento de la agricultura industrial ligada al regadío.
Hoy con el TAV la cantinela de siempre: "Nos traerá el progreso, la modernidad, creará empleo y nos sacará de la crisis". Solo les falta decir que mejorará nuestra vida sexual, como hacen los curanderos charlatanes. Hablan de una inversión de 3.200 millones de euros ampliables a 4.000 si se realizan las plataformas logísticas. Para nada citan las más que probables desviaciones presupuestarias que en el caso de Itoitz-Canal de Navarra han triplicado el presupuesto inicial. Además, como Navarra adelanta el dinero debemos pagar la friolera de 40-60 millones de euros de los intereses del préstamo solicitado. También hablan de la creación de puestos de trabajo: unas veces dicen 4.000 otras 10.000, con lo que el rigor de la información queda de manifiesto. Y ahora, cambiando de discurso, insisten en que va a servir para transportar mercancías cuando todo el mundo sabe que no hay un solo kilómetro de TAV en el Estado que lo haga. Y para colmo dicen que nos va a sacar de la crisis, siendo evidente que no hay ninguna línea en el Estado, ni tan siquiera la Madrid-Barcelona, cuya explotación sea rentable al no superar el umbral mínimo de 9 millones de viajeros/año. Mentiras, mentiras y más mentiras, como cuando Yolanda Barcina dice que el corredor navarro va a traer mercancías del puerto de Barcelona y que está financiado desde Europa.
En definitiva, el TAV, al igual que Itoitz , será un agujero sin fondo que tendremos que pagar religiosamente en los presupuestos de cada año, probablemente hasta nuestros nietos, si es que los tenemos, porque, al igual que en su día P. Arrojo, catedrático de Economía de la Universidad de Zaragoza, predijo la catástrofe económica que se avecinaba con el binomio Itoitz-Canal antes de su puesta en funcionamiento, el estudio de rentabilidad social del TAV en Navarra de los profesores de la UPV, Roberto Bermejo y Alejo Etxart, echa por tierra la pretendida rentabilidad económica del TAV en Navarra.
Y al igual que en Itoitz, con el TAV habría que tener en cuenta una serie de cuestiones que no se suelen computar en los estudios de rentabilidad pero que tienen más importancia que las económicas: daños irreparables al medio natural y no solo por donde pasa, enorme consumo energético, acentuación del desequilibrio territorial, imposición del proyecto con la consiguiente criminalización de la oposición...
Y entre Itoitz y el TAV se han ejecutado una serie de proyectos a cada cual más ruinoso, que aunque sean calderilla comparada con los dos anteriores conviene citar: Autovía del Camino (516 millones de euros y el Deutsche Bank enriqueciéndose con la concesión), Autovía del Pirineo o de los esquiadores (370 millones de euros gastados para los irrisorios 4.000 vehículos diarios), Circuito de los Arcos (64 millones de euros con un déficit anual de 3 millones de euros), Reino Arena (60 millones de euros y sin concluir), ampliación del aeropuerto de Noáin (45 millones de euros de dinero público estatal, habiendo descendido su utilización a la mitad desde 2007), Senda Viva (con pérdidas de 3 millones de euros al año), Baluarte (77 millones de euros con un déficit anual de 2 millones de euros), destrucción de las huertas de Arantzadi (9 millones de euros), Museo del Encierro (sin haber colocado la primera piedra ya nos ha costado más de 2 millones de euros en proyectos)...
Por si esta lista nos parece corta hay que añadirle los 40 millones anuales destinados a sufragar el peaje en la sombra de las 2 autovías citadas y los regadíos del Canal, por lo que tendremos que pagar el triple de su valor.
Si esto lo extrapolamos al resto del Estado español nos encontramos con el país de Europa con más kilómetros de autovías y autopistas construidas, el de más kilómetros de alta velocidad de Europa y 2º del mundo después de China, el 5º mayor consumidor de cemento del mundo y el que cuenta con 7 de las 11 empresas constructoras más importantes del planeta. A esto habría que añadir que es uno de los que tienen las más altas tasas de paro del continente para desmentir categóricamente la relación infraestructuras-empleo.
Nos están llevando a la bancarrota más absoluta, entre otras cosas, por una alocada carrera de infraestructuras a cada cual más faraónica e irracional. ¿Y ahora pretenden que enjuguemos el déficit recortando los derechos sociales? Serán capaces de hundir la sanidad y educación públicas antes de prescindir del TAV. Basta ya de políticos chorizos, constructoras sin escrúpulos y banqueros especuladores.
Nos lo ponen difícil. ¡No hay tartas para tanto jeta!
Visto en Diario de Noticias.
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