BORGES ETA OLIVERIO GIRONDO

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Borges maitasunaz

Literaturaren munduan sartuta dagoenari ez zaio ezezagun egingo J.L.Borges-ek ez dituela euskaldunak batere gogoko. Adibide moduan, eta hainbat omen daude,  “El Congreso” deritzon ipuin famatuan Fermín Eguren delako pertsonaiari buruzko aipua:
Nunca Fermín Eguren me pudo ver. Ejercía diversas soberbias: la de ser oriental, la de ser criollo, la de atraer a todas las mujeres, la de haber elegido un sastre costoso, y nunca sabré porqué, la de su estirpe vasca, gente que al margen de la historia no ha hecho otra cosa que ordeñar vacas.
 
Euskaldunenganako ezinkusi hori nondik datorren ez dugu jakin izan oraintsu arte. Iaz Edwin Williamson-ek argitara eman zuen idazle ospetsuaren biografia zabala, Borges. Una vida liburua. Bertan azaltzen du, 26 urte zituela, Norah Lange idazleaz maitemindu zela, ella era inglesa, innumerable y un ángel dio Borgesek,  eta Edwin-en esanetan honek esan nahi du inglesa porque reconciliaría los costados extranjero y criollo de su herencia familiar; innumerable porque representaba el Aleph unificador, el número que abarcaba a los demás números; y un ángel porque su fogosa belleza nórdica lo llevaría a ese cenit de ardor whitmaniano que ligaría a su yo y el mundo en un todo apasionado

Baina hara non Borges-ek bere musa idazleen festa batera eramaten duen Palermo parkera, era vital, apasionado. Y me enamoré de él desde ese día  dio Norah-k. Ezezagun hau Oliverio Girondo idazlea da, le gustaba presentarse como un rebelde contra las costumbres mojigatas de la sociedad argentina, pero era hijo de una poderosa familia terrateniente de ascendencia vasca, y a pesar de sus aires bohemios, no le disgustaba la idea de recordarle a la gente su parentesco con los Arenales y los Uriburu, dos de las más ilustres y grandes dinastías criollas. Eta jarraitzen du Edwin-ek: Norah había llegado a la fiesta con Borges pero se fue con Girondo, y ese simple hecho traería una desdicha singular a la vida de Borges. Perder a Norah con otro hombre ya habría sido un desastre considerable, pero perderla con Girondo justamente era una humillación desesperante.

 

Girondo nekeaz