Irun quiere impulsar un «pequeño Manhattan»
I. U. DV. | SAN SEBASTIÁN.
Irun se apresta a dar su gran salto urbanístico en los próximos años. No se trata de una operación desarrollista, sino de regenerar y recuperar 100.000 metros cuadrados de territorio que ya son casi improductivos para usos ferroviarios y que tienen el valor añadido de su localización en el centro urbano.
Si durante un siglo y medio la actividad ferroviaria fue uno de los ejes del crecimiento de la ciudad fronteriza, la ocupación de espacios en el entorno de la estación de la Renfe fue siempre extensiva.
El resultado es un espacio ferroviario que ocupa nada menos que 600.000 metros cuadrados (sesenta campos de fútbol) a lo largo de 2,5 kilómetros y que parte la ciudad en dos. Una trinchera que sólo se salva a través de los puentes de Belaskoenea y Colón.
El ayuntamiento porfía por optimizar para usos urbanos esos espacios y en este proyecto se entiende el propósito de crear una estación intermodal de mercancías, cuyo diseño condicionará el desdoblamiento de la N-I que atraviesa la trinchera por un paso elevado.
Actividad de alta calidad
El alcalde socialista José Antonio Santano lleva años gestionando este descomunal y ambicioso proyecto de remodelación urbana. En alguna ocasión ha señalado que su modelo es el distrito 22 de Barcelona. «Allí se han conjugado pequeñas empresas asentadas en edificios singulares con una actividad urbana de alta calidad. Por decirlo de alguna manera, queremos hacer un pequeño Manhattan».
Sin embargo los obstáculos son enormes, entre ellos las propias redes de comunicación, que fueron construidas para atender necesidades productivas ya periclitadas. Y el hecho de que no se haya definido con suficiente precisión cómo será la estación intermodal condiciona y retrasa el desdoblamiento de la N-I en esa zona estratégica.
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