A Josu Iztueta
Hace muchos años, allá por 1976, la federación Vasco-Navarra (como han cambiado las cosas y eso que Miguel Sanz habla euskera) ofrecía en Nafarroa un curso gratuito de esquí de fondo para promocionar este deporte.
Unos cuantos amigos nos apuntamos y todo fue muy sorprendente: el viaje en autobús con un montón de guipuzcoanos cantando y gritando de alegría, la llegada a un refugio de Belagoa, frío y desangelado y una noche de nervios en el saco de dormir…
Pero lo que más me sorprendió sucedió al día siguiente, nos colocaron unas botas que más parecían zapatillas y unos esquís muy muy estrechos y ala, a la nieve.
La primera mirada fue enredador pero enseguida mis ojos se clavaron en unos pies embutidos en unas botas katiuskas que a su vez estaban sujetas por el cepo de la atadura a unos esquís más largos que los demás.
Dentro de aquellas katiuskas, ajenos a la húmeda nieve estaban, bien secos, los pies de nuestro monitor que no podía ser otro que Josu Iztueta.
Esas botas aúnan la mentalidad de Josu: inteligente, práctico y austero.
A quien se le iba a ocurrir llevar unas botas de goma a esquiar, pues a nadie y si se le ocurría seguro que le daba vergüenza.
Sin embargo Josu ha sabido compaginar bien sus conocimientos del mundo rural con sus viajes y anadanzas, lo que hacen de él un compañero ameno e interesante allí donde esté. El siempre antes, se informa y conoce las costumbres y tradiciones de cada nuevo lugar al que va, haciendo que un viaje sea doblemente enriquecedor e inolvidable.
Años después, allá por 1985 unos amigos compramos unas piraguas, regresábamos con nuestros nuevos juguetes de descender un río en el Pirineo y paramos en el Hostal La Torre de Liedena como tantas otras veces a tomar un café.
Cuando volvimos al coche una pareja estaban merodeando el coche mirando las piraguas con asombro, eran diferentes a las suyas ellos tenían unas largas piraguas de travesía y nosotros unas cortas de aguas bravas.
El reencuentro fue sorprendente, Josu y Angel a quienes tantos años llevaba sin ver, estaban pensando realizar una larga travesía desde Iribas hasta Tortosa por aguas de los ríos Larraun, Araquil, Arga, Aragón y Ebro, un largo viaje de 30 días.
Tuve el privilegio de acompañarlos durante una breve semana, durante la que nuevamente aprendí mucho de esas mentes frescas y audaces capaces de sobrevivir con casi nada.
Lo único que llevábamos a demás de nuestra ropa personal, el saco el aislante y un sobretecho de una tienda de campaña era una parrilla de frigorífico y una cacerola, aquella bandeja no ocupaba nada no tenia patas pero apoyada sobre unas piedras servía de parrilla sobre el fuego para cocinar lo que fuera necesario.
Otro grupo hubiera llevado un camping gas y un montón de comida pero Josu y Angel no necesitan nada para sobrevivir, con lo mínimo llegan a todos los sitios. Comprábamos comida todos los días un poco pan con mortadela para almorzar y arroz o espaguetis para cocinar a la noche, lo justo para el día, bueno lo justo no un poco más de pan para que sobrara para el desayuno del día siguiente, que por su puesto lo tostábamos con la parrilla del frigorífico y un bote de mantequilla y otro de mermelada que era la única comida que viajaba con nosotros de un día para otro.
Eso sí todos los días había que tomar un cafelito. Al comenzar la tarde, buscábamos un pueblo cercano al río para poder ir a ver “La Vuelta” algunos días tuvimos que recorrer varios kilómetros andando pero… siempre merecía la pena ver como Peio Ruiz Cabestany (antiguo compañero de esquí de fondo) lideraba la carrera, otro luchador formado en la escuela Tolosarra.
Hemos sido muchos los que hemos aprendido tanto de ellos, sobre todo nos han enseñado que para viajar solo hace falta tener ganas, no hace falta mucho más, con llenar la mochila de sueños e ilusión se puede llegar casi a cualquier parte ya que el viaje más sorprendente puede estar a escasos metros de la puerta de nuestra casa.
Ahora están inventando que la ligereza en la montaña es fundamental para moverse deprisa y por lo tanto con una mayor seguridad, pero… estos Tolosarras lo vienen haciendo desde hace muchos años.
Un abrazo enorme de un amigo, que sigue queriendo aprender de ti.
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