"¿Quién quiere quemar los residuos?" 01 - Un hito en el camino: Xabier Garmendia
He aquí el capítulo 2 del artículo "¿Quién quiere incinerar los residuos" de Mikel Peruarena, cuyo original en euskara es "Zeinek erre nahi ditu hondakinak?"
El
7 de mayo de 2009 se supo que el PSE-EE designó a Xabier Garmendia para
viceconsejero de Tecnología, Energía e Industria del Gobierno Vasco.
Pero él conocía de mucho antes los despachos del Gobierno: entre 1991 y
1995 fue consejero de Medio Ambiente en el tripartito formado EA, PNV y
PSE-EE bajo la presidencia de Jose Antonio Ardanza. Garmendia había
sido militante de Euskadiko Ezkerra. Justo en la legislatura anterior,
la de 1987-1991, fue parlamentario por EE y continuó dentro del partido
cuando este se integró en el PSE-EE. Garmendia es originario de
Ormaiztegi (Gipuzkoa), ingeniero industrial de formación y consejero
medioambiental de profesión, entre otras cosas. En el caso que nos
ocupa, ese “entre otras cosas” es algo más que un mero recurso
literario.
Garmendia ha declarado en más de una entrevista que,
tras dejar el Gobierno, creó tres empresas. Dos de ellas son conocidas:
Desarrollo y Protección Ambiental (DPA) -en la que es director general
y que ofrece servicios de asesoría medioambiental- y Neuciclaje,
especializada en servicios de “recuperación” de neumáticos inservibles.
Ha solido explicar que creó un tercera empresa, centrada en estudios
medioambientales. Desde septiembre de 2009 Garmendia es, además,
vicepresidente de Zabalgarbi, la empresa que incinera los residuos
urbanos de Bizkaia, cargo para el que fue designado tras los conflictos
habidos en la planta incineradora situada en Alonsotegi (Bizkaia).
Participa en el consejo de dirección de Zabalgarbi a título de
representante del Ente Vasco de Energía (EVE-EEE). Así es como llegó a
la dirección de la planta incineradora que él mismo había propuesto que
se creara.
“En esos dos territorios (Bizkaia y Gipuzkoa) se
pretente reciclar y compostar el 40% de la basura, para que la basura
no aprovechable no supere el 60%. Por tanto, ¿qué haremos con este
60%? En Gipuzkoa y Bizkaia se ha optado por la incineración, para poder
valorizar la mayor cantidad posible de la energía que poseen los
residuos”. Es la respuesta que ofreció en la entrevista publicada por
el diario Berria el 15 de setiembre de 2004. Las cosas cambiaron, sin
embargo. En 2008 se redactó una actualización del plan de gestión de
los residuos urbanos de Gipuzkoa, en el que fueron modificados de modo
significativo tanto los objetivos como el plan mismo: se decidió que se
construiría una única planta incineradora –en lugar de las dos o tres
propuestas en 2002- y se marcó como nuevo objetivo el reciclar o
compostar hasta un 57% de los residuos urbanos. Efectivamente, el
objetivo de reciclar el 40% ya había sido alcanzado en Gipuzkoa en
2009, y ello sin apenas compostar casi nada de los residuos orgánicos.
Garmendia,
sin embargo, continúa pensando que la planta incineradora es necesaria:
“Los residuos son fuente de energía renovable en la medida en que
conllevan biomasa. Pero es que, además, también las otras fracciones
combustibles de los residuos contienen energía renovable, en la medida
en que por la incineración se aprovechan para crear energía, siempre y
cuando se garantice la integridad de la salud del medio ambiente y de
las personas”. He ahí uno de los motivos por los que se desea quemar
los residuos: producir energía. Además, los residuos se pueden
aprovechar casi en su totalidad en los hornos. En este punto Garmendia
es muy claro: “La biomasa –tanto las materias orgánicas susceptibles de
pudrirse, como la madera, los tejidos, cuero, papel o cartón e incluso
otras fracciones que contienen mucha celulosa, los pañales higiénicos y
los envases compejos de tipo tetrabrik- está presente en más del 70% de
nuestros residuos; y una vez retirados el vidrio, los metales y el
resto de fracciones inertes, más de un 80-85% de los residuos resulta
combustible”.
El verado pasado, 2010, Garmendia repitió palabra por
palabra esos datos al igual que su discurso en los Cursos de Verano de
la Universidad del Pais Vasco, en Donostia. “Los residuos son fuentes
de energía renovable y sostenible”, ha vuelto a afirmar. La agencia de
noticias EFE, haciéndose eco de su discurso, publicó que el Gobierno
Vasco defiende las políticas de incineración; aunque el Gobierno no
había realizado ninguna declaración oficial, era Garmendia quien
publicitaba el mensaje.
También la Unión europea da la razón a
Garmendia. La UE publicó la norma de apoyo a la generación de
electricidad mediante fuentes renovables de energía. Dicha norma
concreta que tanto la biomasa como las fracciones biodegradables de los
residuos urbanos son energía renovable. “Por tanto, la directiva
(europea) acepta claramente, porque así debe ser, la fracción
biodegradable de los residuos urbanos, en cuanto que la biomasa es
renovable”, había escrito Xabier Garmendia en el Plan Integral de
Gestión de los Residuos Urbanos de Gipuzkoa, subrayando lo de que “así
debe ser”. Y es que no se trata sólamente de aprovechar los residuos
quemándolos, el tema no se reduce al mero aprovechamiento de lo que de
otro modo carecería de valor. Quemar los residuos es el objetivo. Esto
lo esplicó el propio Garmendia más claramente en este artículo
publicado en febrero de 2006:
“Existe hoy una amplia unanimidad
en este punto: que se acabó la época del petroleo barato y que, por la
necesidad de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero,
caminamos hacia un futuro en el que las energías serán más escasas,
caras y tendrán cada vez más condicionantes medioambientales. El que
las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por el consumo
de energía fósil calientan el planeta, se sustenta en el amplio
consenso existente al respecto, y en los precios cada vez más caros del
petroleo. Dentro de ese marco, el aprovechamiento de los recursos
disponibles será una necesidad cada vez más evidente y, a la vez, se
verá como un derroche insostenible el desaprovechamiento de los
recursos energéticos, por ejemplo, el enterrar los residuos en
vertederos. Más aún cuando un gran porcentaje de estos se compone de
biomasa cuyo efecto CO2 es neutro: resulta incomprensible que sean
arrojados en vertederos”.
Recientemente la Unión Europea
concedió una ayuda de 50.000 millones de euros a empresas que promueven
investigaciones sobre energía. Entre las líneas de investigación
subvencionadas figuran las siguientes: la energía solar, la eólica, la
nuclear, los biocombustibles y la biomasa. Los residuos resultan una
oportunidad para encontrar una salida a la crisis energética.
Instituciones y empresas hacen grandes y costosos esfuerzos e
inversiones con el objetivo de extraer energía de los residuos: al
capitalismo le resulta más rentable incinerar los residuos que hacer
compost con ellos. Los residuos son contemplados como fuentes
inagotables: a lo largo y ancho del mundo millones de toneladas de
residuos son creados a diario; pero el compost no genera electricidad
para la industria.
En el artículo citado Garmendia ofrece otro
argumento más: la quema de biomasa “tiene un efecto CO2 neutro”. Es
decir, que la combustión de biomasa puede generar energía sin emisión
de CO2. Esta es precisamente la definición de la energía renovable, y
el Gobierno de España subvenciona las energías renovables. Garmendia lo
explicó de otro modo en el artículo de febrero de 2006: “El no
aprovechar este recurso residual [subrayemos que en la prosa de
Garmendia los residuos han pasado a ser recursos] nos obligaría a
generar de otro modo esa energía desaprovechada; deberíamos usar
combustibles fósiles vírgenes, sobre todo hidrocarburos como el carbón,
el petróleo o el gas”. No incinerar los residuos es despilfarrar
energía, según Garmendia, y además el incinerar ayuda a disminuir las
emisiones de CO2, porque si no es incinerando residuos, la energía
deberá ser generada quemando hidrocarburos, y esto acelera el efecto
invernadero. Una argumentación bien tramada.
Mucho ha hablado y
escrito Garmendia sobre la incineración. Que si existen 400 plantas
incineradoras en Europa, que en sus hornos queman 50 toneladas de
basura, crean energía para 27 millones de personas... Son los datos que
él mismo maneja. Pero la pregunta es: esa electricidad generada por la
quema de residuos, ¿la crean para 27 millones de personas, o lo hacen
para las empresas? ¿Quién la necesita de verdad?
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