"¿Quién quiere quemar los residuos?"-02 - El ISR, perejil de todas la salsas
Capítulo 02 del artículo "¿Quién quiere incinerar los residuos" de Mikel Peruarena, publicado originalmente en euskara bajo el título "Zeinek erre nahi ditu hondakinak?".
La fundación ISR, el Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos, tiene su sede en Madrid, en un edificio diminuto, según se puede observar en la fotografía de Internet. Xabier Garmendia fue uno de sus fundadores. Esto es lo que dice ISR sobre sí mismo: “El diálogo social, la complicidad con lo medios de comunicación y una relación privilegiada con la comunidad científica, son las identidades que caracterizan a ISR. Ello, convierte a la fundación en un instrumento para la industria y en un referente para el debate transparente y democrático sobre las nuevas tendencias”. La fundación abarca tres ámbitos de actividades: “Proteger el medioambiente controlando la contaminación, mejorar las prácticas de gestión de los residuos, y la conservación racional de los recursos”.
Respecto a los residuos, ISR es el perejil de todas las salsas. La fundación surgió en el 2002, pero su historia es más antigua: tiene su raíz en el CER (3), Club Español de los Residuos, creado en 1993. ISR fue el resultado lógico del desarrollo de CER, y recogió en sus estatutos que el CER sería patrono nato de la fundación –esa unión se refleja también en Internet, en el sitio web de la organización, www.isrcer.org–. Fundación y club, los dos han sido precursores y promotores en la península ibérica de las políticas a favor de la incineración de residuos, utilizando para ello el “diálogo”, la “complicidad” y las “relaciones privilegiadas”. No solamente entre los gestores de los residuos, también han mostrado a la industria el camino los muchos beneficios que les depara la incineración de residuos. El CER publicó en septiembre del 2001 el estudio Contribución de la industria del cemento a la gestión de residuos en Europa (4). “En cuanto a los costes, es evidente que utilizar los residuos como materia combustible, trae consigo una reducción de los costes totales de producción; para la empresa, lejos de ser una carga, resulta un aliciente, más aún cuando se cobra un precio por gestionar dichos residuos”.
Esta frase muestra cómo ha sido el CER uno de los promotores que mostraron a la industria del cemento la senda de la incineración de los residuos. El estudio citado aportaba, también, un interesante listado de los residuos de mayor potencial calorífico (3), además de proponer importantes orientaciones a las empresas cementeras que desearan adentrarse en la incineración:
“El principal objetivo de las plantas cementeras es el fabricar un cemento de la mayor calidad posible con el menos coste posible, no el gestionar residuos. No obstante, para reducir costes y dentro de la labor de ofrecer a la comunidad un servicio, ha surgido la oportunidad de ser gestores de residuos, incluídos los residuos peligrosos (...).
Ahora bien, parece recomendable dejar en manos de gestores expertos el trabajo de captar, recoger, identificar, clasificar y preparar los residuos. Surge así una figura intermedia: las plantas de tratamiento de residuos, que tienen entre sus objetivos:
- Gestionar algunos residuos de modo eficaz.
- Recoger, identificar y almacenar residuos que puedan ser utilizados por las empresas del cemento.
- Fabricar la mezcla de los residuos que puedan ser utilizados como combustible alternativo.
- Preparar partidas específicas para cada horno.”
Con los residuos urbanos puede obtenerse fuel derivado de los residuos, RDF (6); en otras palabras, combustible derivado de los residuos urbanos. En las plantas de tratamiento son clasificados los residuos urbanos, se deshumidifican, y se compactan; se obtienen de este modo una especie de paquetes preparados ad hoc para ser “valorizados” y para que la industria del cemento pueda quemarlos en sus hornos. Eso es RDF, y eso es lo que le ha explicado el CER a la industria cementera.
Al menos en Gipuzkoa, la propuesta de fabricar RDF ha contado con seguidores, aunque últimamente parece que dicha vía ha sido abandonada; también el plan de gestión de residuos de Nafarroa ha dejado a un lado esa posibilidad, con el argumento de que antes habría que asegurar la demanda que garantizara la venta de dicho combustible. Por su lado la Mancomunidad de Sasieta, organismo público encargado de recoger y tratar los residuos de la comarca de Goierri en Gipuzkoa, convocó un concurso público en mayo de 2000. He aquí lo que dice la convocatoria: “Contratación para adjudicar la experiencia piloto de generación de combustible a partir de los residuos seleccionados en la planta de recogida y separación de envases ligeros de Legazpi, o de valorización energética en hornos clinker [de las fábricas de cemento] a partir del combustible obtenido”. El contrato le fue adjudicado el 19 de julio del 2000 a Desarrollo y Protección Ambiental SL (DPA), la empresa creada por Xabier Garmendia. El proyecto de diseño contaba con un presupuesto de 108.898,59 euros y seis meses para la presentación del mismo. El Boletín Oficial de Gipuzkoa publicó tanto la convocatoria de concurso como la adjudicación; sin embargo, en el boletín no constan más informaciones acerca de la experiencia piloto.
Mientras el CER realizaba el citado estudio, y en la misma época en que la Mancomunidad de Sasieta echó a andar la experiencia piloto, la Diputación Foral de Gipuzkoa debatía el plan para la gestión de residuos. En dicho plan tendrá influencia el ISR, vástago del CER: la Diputación organizó unas jornadas de puertas cerradas en 2004, en el Palacio de Miramar de Donostia, y al acto fueron invitados dos miembros del ISR, Rafaello Casu y Gerhard Vogel. Si se lee el informe del CER y conociendo el plan para la gestión de residuos de Gipuzkoa, resulta fácil deducir cuáles fueron las recomendaciones de los dos invitados. Por lo demás, el ISR es un viejo conocido en la Diputación: el Observatorio para la Prevención y Gestión de la institución foral suele utilizar información recopilada por el ISR. Tambien en el caso del plan de gestión de residuos de Nafarroa todo el debate y la mayoría de la documentación han sido dirigidos y presentados por el ISR, que, igualmente ha liderado procesos de discusión sobre gestión de residuos en España y en los Paisos Catalans.
Tampoco es de extrañar. Entre los socios de la fundación ISR figuran el Ayuntamiento de Bilbao, el Gobierno de Navarra, Cementos Lemona, Endesa, Guascor, Hera Holding, Sigre, Sener, y otros muchos (7). La Diputación Foral de Bizkaia firmó hace seis años un convenio de colaboración con el ISR, y nombró al diputado de Medio Ambiente Iosu Madariaga (8), como su representante en el patronato de la fundación . “ISR surgió en 1993 [sic], y ha realizado una gran actividad en el ámbito del medio ambiente, sobretodo en el conocimiento y la planificación de la gestión de residuos; ha tenido como característica principal la calidad profesional, y ello le ha acarreado un gran prestigio a nivel internacional”, así razonaba la Diputación de Bizkaia el convenio —corregimos aquí un detalle: fue el CER lo que se fundó en 1993, no el ISR—. Hay más personas relacionadas directa o indirectamente con el cemento y la industria energética que se relacionan con ISR; por ejemplo, Nicolas Gaminde, presidente de Cementos Lemona, es a su vez patrono de ISR; Ignacio Elorrieta, responsable medioambiental del grupo Cementos Pórtland Valderribas, es socio de la fundación ISR. Ambos son miembros de FCC, dicho sea de paso.
“Aunque la legislación europea entiende que el reciclaje debe ser una opción que prioritaria frente a los vertederos y la incineración, hoy en día aquella opción no resulta competitiva frente a otras”. Es la frase con la que resumía el ISR el tema central de la convención sobre el reciclaje que en el BEC de Baracaldo organizó los días 11 y 12 de septiembre del 2004. Parece evidente cual es el target principal y público de ISR. Si la nota de presentación de la convención dice mucho, y aún resulta más significativa la relación de participantes. Entre los patrocinadores se encuentran: Cementos Lemona –el primero de los patrocinadores, destacado en el programa arriba a la izquierda–, Ecoembes, Diputación Foral de Bizkaia, Vodafone, Trienekens, Cisimelec, Cicloplast, Tradebe, Sufi, Oficemen (9), Ecovidrio, Aspapel, Tetrapak, Cator, Reciclaer, Valorsul, Sigre, y otro más que en la versión disponible en Internet del díptico no se lee muy bien. Pero ¿qué pinta Vodafone en esa lista (2)? Y las empresas cementeras, ¿por qué acuden invitadas a una convención sobre reciclaje?
Es que el ISR ha elaborado docenas de informes para diversos sectores de la industria, incluída la industria del cemento. Por ejemplo, Santiago Palomino Guzmán, director técnico de ISR, dirigió un estudio acerca de las opciones para utilizar sustitutos del combustible fósil en la industria del cemento (11). La revista Cemento-Hormigón publicó este resumen en el 2010:
“El objetivo fundamental del presente estudio es conocer el destino de los diferentes tipos de residuos potencialmente valorizables, especialmente de aquellos que no están siendo reutilizados ni reciclados y que actualmente se depositan mayoritariamente en vertederos, así como cuantificar su potencial empleo en las plantas cementeras.
La lista de posibles residuos valorizables energéticamente en plantas de clínker (12) es muy amplia, ya que podría cubrir la casi totalidad de los residuos combustibles. No han sido analizados todos ellos sino sólo aquellos flujos para los que existen ya infraestructuras específicas de gestión y que presenten ventajas evidentes, actuales o a corto plazo, frente a otras posibles vías de eliminación.
De este estudio se desprende que el flujo de residuos con mayor potencial de utilización en plantas cementeras son los combustibles derivados de residuos urbanos, cuya obtención se realizaría fundamentalmente a partir de los rechazos de las plantas actuales de tratamiento que actualmente se destinan a vertederos, y que suponen más de 1 millón de toneladas anuales”.
El estudio del ISR muestra un goloso chollo a la industria del cemento: “Los combustibles derivados de los residuos urbanos suponen más de un millón de toneladas”. Aproximadamente una década antes, el CER había indicado el camino y por la misma senda avanza el ISR. Pero no es ése el único estudio realizado por el ISR a la industria del cemento. Junto con otras treinta organizaciones, Oficemen e ISR han trabajo juntos en el proyecto denominado @O2. Este es el objetivo dice tener el proyecto: “Reducir la emisiones de gas de efecto invernadero más de lo marcado en el Protocolo de Kyoto”. ISR dio a conocer los resultados del proyecto @O2, y la revista Cemento-Hormigón los resumió en estas cuatro líneas fundamentales:
1) Promover las energías renovables
2) Acrecentar los yacimientos (sumideros) de carbono
3) Promover el comercio de emisiones en la industria no reglada
4) Y, como no, “aprovechar más y mejor la energía disponible en los residuos”.
El proyecto @O2 también dejo esta otra idea: [Para reducir las emisiones de CO2] será necesario realizar una adecuación tecnológica en profundidad. Esa adecuación no puede fundamentarse en actividades individuales [de las empresas, claro está]; se necesitará trabajo en común entre las instituciones privadas y públicas, si se quiere hacer bien la transición hacia una sociedad con menos carbono”. Mientras ha habido ganancias, contaminar ha sido libre; cuando es hora de responsabilizarse del medio ambiente, entonces, la industria pide a las instituciones públicas “trabajo en comun”, o en su nombre lo pide el ISR, perejil de todas las salsas.
NOTAS:
(3) Club Español de los Residuos.
(4) Contribución de la industria del cemento a la gestión de residuos en Europa
http://www.istas.ccoo.es/descargas/cemen7.pdf
(5) Tras el polietileno y el petróleo, las grasas animales, el alquitrán y el caucho son los elementos de mayor potencia calorífica, así como los aceites usados, los neumáticos, los plásticos y algunos tipos de carbón. Las harinas animales tienen una potencia media, al igual que los textiles y la madera seca. Lodos, papel y cartón y residuos urbanos son productos de baja potencia calorífica.
(6) Residue Derived Fuel, en el inglés original.
(7) Es clarificante comprobar que Sener es propietario de un tercio de la planta incineradora de Zabalgarbi.
(8) Iosu Madariaga es, desde septiembre de 2009, presidente de Zabalgarbi, como representante de la Diputación Foral de Bizkaia.
(9) Oficemen es la Oficial de los Cementos, la patronal de las empresas cementeras
(10) Esta claro que los productores de teléfonos móviles tienen una problema con el residuo que generan. En la Península Ibérica, ya hay más teléfonos móviles que personas. Todos esos aparatos pueden suponer un problema, o un recurso. Ahí radica su interés.
(11) La sustitución de combustibles fósiles en el sector cementero. Oportunidad para reducir el vertido de residuos
(12) El clinker se obtiene calcinando a 1.500 grados centígrados calizas, barro u óxido de hierro. Es un producto intermedio, que una vez molido, se utiliza para la elaboración del cemento.
(Notas de los traductores:
a) La traducción a partir del original en lengua vasca ha sido realizad por un grupo de voluntarios para este blog, que es quien responde por su calidad.
b) Las citas textuales de declaraciones y documentos han sido formuladas casi siempre en castellano, pero en la versión de este blog han sido reconstruidas a partir de su versión en euskara).
Iruzkinak
Utzi iruzkina: