Sahara: lurralde okupatuetako egoera
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ASOCIACION ANDALUZA POR LA SOLIDARIDAD Y LA PAZ
ASOCIACION ANDALUZA POR LA SOLIDARIDAD Y LA PAZ
Julio 2006
Visita de una comisión de ASPA a las Zonas Ocupadas del Sáhara Occidental
Julio 2006
En el mes de julio, un grupo de personas de la Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz (ASPA) hemos
viajado al Sáhara Occidental. Entre los objetivos de este viaje estaban
el tener una aproximación a la realidad que está viviendo el pueblo
saharaui en los territorios ocupados.
Hemos
visto la ocupación en el sentido más amplio y dramático. En cada ciudad
hay dos controles policiales antes de entrar y dos al salir. Hemos
contado más de 50 controles desde el norte, ya en ciudades como Guelmin
y Tan Tan hasta Dajla. Los uniformados paran y piden el pasaporte, no
sólo fuera sino también dentro de la ciudad, y la ficha donde se
registran datos como la profesión, domicilio, etc.. Comunican por
teléfono nuestros datos. Hay un absoluto control de los visitantes y un
interés en dejar claro que estás vigilad@, que no eres bien recibid@,
que cuanto antes te vayas mejor.
Así nada
más entrar en las ciudades te siguen a corta distancia ya sea en
vehículo, moto o a pie. Mires a donde mires hay varias sombras detrás
de ti como en la peor película de cine negro. Si visitas alguna
asociación, aunque estén legalmente constituidas, en medio de la
reunión se instalan dos o tres policías de paisano y anotan tus datos y
todo lo que quieran.
Hemos podido
comprobar que la situación que vive del pueblo saharaui es de total
asedio y represión. No pueden moverse con libertad en las calles de sus
propias ciudades, no están seguros en sus casas, en cualquier momento
pueden entrar, registrarla y detenerlos. No pueden constituirse en
asociaciones que no estén absolutamente controladas por Marruecos. No
pueden estudiar su cultura en las escuelas porque no hay profesorado
saharaui. Si van a los hospitales, o no les atienden o esta atención es
manifiestamente deplorable, con lo que deben acudir -quien pueda
pagarla-, a la sanidad privada, que tampoco es atendida por saharauis,
con lo que no tienen garantía alguna.
Furgones
policiales con 14 o 15 policías de paisano toman las calles –lo hemos
visto en Smara y Dajla, más ocultos en El Aaiún, pero presentes
también. Las ciudades están llenas de cuarteles militares y el verde de
los uniformes es el color predominante en este paisaje.
También
hemos podido ver como los colonos marroquíes viven en poblados
construidos especialmente para ellos. En viviendas adosadas y reciben
una cantidad determinada de carne, aceite, azúcar y otros productos de
primera necesidad totalmente gratis, además de no tener que pagar ni
agua ni luz.
Detienen a adolescentes,
incluso a niños y niñas pequeños, uno de nuestros amigos nos mostraba
fotos de su hijo con el brazo partido y un ojo inflamado y otros signos
de violencia en piernas y cuerpo propinados por la policía marroquí.
Las mujeres que están participando de una manera muy activa en la
intifada, también sufren las detenciones y la violencia.
Hemos
oído de boca de sus protagonistas los testimonios más crudos de tortura
sufridos por defender los derechos humanos más elementales y por
denunciar la tortura pública propinada a presos políticos, delante de los demás presos; las condiciones infrahumanas dentro de las prisiones: alimentación insuficiente y de pésima calidad; la masificación que impide a los presos poder disponer del más mínimo espacio para poder estar; la insalubridad.
Hay fotos en Internet tomadas gracias a que los propios presos
saharauis, sobornando a los funcionarios marroquíes, han podido sacar a
la luz pública.
Los heridos de las
manifestaciones que son llevados a los hospitales, son inyectados con
no se sabe qué sustancias y detenidos aunque estén inconscientes.
Cuando sus familiares preguntan por ellos no les dan información y así
continúan produciéndose desapariciones de jóvenes saharauis. Las
mujeres que visitan a sus familiares en prisión son humilladas y
vejadas por los funcionarios.
Hemos conversado con Mohamed Daddach –“El Mandela del Sáhara”, preso durante 24 años en
cárceles marroquíes, 14 de ellos esperando que cualquiera de esos días
fuese el último de su vida. Hemos conversado con quiénes están bajo el
débil –en Marruecos- paraguas protector de Amnistía Internacional: Brahim Dahan, H´mad Hammad. Gente que lleva años luchando calladamente, apoyando a una población acosada y asediada.
Queremos transmitiros lo esencial de sus mensajes: Muestran su enorme agradecimiento a las familias que acogen a los niños y niñas de los campamentos de refugiados de Tinduf y, en general, al pueblo español por su apoyo.
Agradecen a las asociaciones de
Amigos del Pueblo Saharaui los años de lucha y apoyo y les piden que no
cejen en este compromiso. A pesar del tiempo en contra.
Denuncian al Instituto Cervantes por la nula atención prestada a la demanda de estudiar el español por parte de la población saharaui. No ya en los territorios ocupados, sino también en los campamentos de refugiados.
Denuncian la tortura, las desapariciones, las violaciones de los derechos humanos,
en general, por parte del Estado de Marruecos para con la población
saharaui del Sáhara ocupado. En palabras de uno de nuestros amigos,
poeta: Marruecos canta una canción que no tiene ritmo porque
hablan de que son una democracia y lo que hace con el pueblo saharaui,
no tiene cabida en ninguna democracia, porque son hechos propios de una
dictadura.
Denuncian como las fuerzas de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental: la MINURSO están
ahí de vacaciones, en buenos hoteles, con vehículos buenos y en las
playas del Aiun, no visitan a los presos y miran a otro lado cuando se
producen violaciones de los DDHH tan flagrantes como las denunciadas
por Amnistía Internacional.
Denuncian la postura del gobierno español que
está sometido a los vaivenes de la política interesada del rey Mohameh
VI. En este sentido piden al gobierno Zapatero un compromiso claro de
apoyo a lo que quiere todo el pueblo saharaui: la celebración del referéndum. Recuerdan
al Rey Juan Carlos que tiene la obligación de reparar el daño y el
crimen causados en 1975 cuando promovió la firma del acuerdo
Tripartito, que tanto sufrimiento ha traído al pueblo saharaui y tanta
vergüenza ha provocado entre el pueblo español.
Denuncian
el expolio de recursos naturales (recursos pesqueros, fosfatos, arena)
llevado a cabo, en muchas ocasiones, por empresas españolas como la
atunera Calvo que extrae toneladas de pescado en negocios con Marruecos.
Piden
el apoyo de las asociaciones para que presionen al gobierno de
Marruecos a dejar en libertad a los presos políticos saharauis.
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