Pobre de mi...

Ya estamos a  día 15. Ya han terminado los Sanfermines. La fiesta más internacional de España. Miles de personas viajan a la capital de Navarra  para asistir a una cita que dura 8 días. 204 horas de intensa fiesta, juerga y ambiente. Son inigualables.

Lo más llamativo de la fiesta con diferencia, es el encierro. Un acto que se repite en muchas ciudades a lo largo del mundo, pero en ninguna como en Pamplona. Lo mas asombroso es cuando la gente se entera que realmente Fermín no es el santo patrón de Pamplona, sino Cerní (o Saturnino). Aun así, San Fermín no se celebra solo en Pamplona, Bilbao, Pasajes, Lesaka… se suman a la fiesta, pero no se parecen ni de lejos a las de la bella ciudad.

Este año, ha sido uno de los más comentados de los últimos. En el cuarto encierro, un joven de 27 años perdió la vida en las astas de un morlaco llamado Capuchino. De la ganadería de Jandilla, la cual se saldo una pamplonada con 13 atendidos, 7 corneados, 2 graves y 1 fallecido. Esto a echo plantearse a mucha gente si es necesario plantear alguna medida en estas fiestas o si es necesario limitar la afluencia de gente. No creo que este sea el caso, ni haya necesidad. Al fin y al cabo, quien corre un encierro ya sabe a que se atiene, y sabe lo que se juega en el… Pero mucha gente no entiende esto. Además, no podemos ir prohibiendo las fiestas por ser arriesgadas. El ser humano, desde su consciencia, sabe lo que esta arriesgando con cada uno de sus actos. No debemos olvidar que a lo largo de toda la historia de los encierros, solo hay 15 fallecidos registrados, en cambio si de tráfico hablamos, contamos los fallecidos por millares en cada año…

Creo que esto requiere más tiempo de pensar y meditar, y que no se puede tomar decisiones a la ligera. No podemos privar a los navarros de su más preciado tesoro… Los Sanfermines.