Cayeron en su propia trampa

Se acercan las elecciones autonómicas y Eusko Alkartasuna se acerca a su precipicio electoral, tal vez de forma irreversible.

Efectivamente, tras 10 años de colaboración electoral casi ininterrumpida con el PNV, a Eusko Alkartasuna le ha llegado la hora de decantarse. Y ahí es cuando les surge el problema.

El 15 de octubre pasado Joseba Azkarraga, uno de los pocos valores que aún puede exhibir, sin sonrojarse, el partido fundado por el lehendakari Garaikoetxea, se lanzaba a la piscina y volvía a reabrir el debate de la coalición con el partido-madre 22 años después de la escisión.

El consejero del Gobierno Vasco aseguraba que la coalición con el PNV es una reflexión abierta, eso sí, aclaraba que esa coalición no podía ser una suma de votos sino que debía definirse previamente "para qué" se iban a coaligar los dos partidos de la rama jeltzale, o como prefieren Iñaki Galdos y su amigo Alberto Surio, el llamado nacionalismo histórico o institucional. Azkarraga lanzaba la pregunta: "para qué uno se une con otro, qué tipo de cosas vas a defender".

Recordemos que Azkarraga salía al paso de lo dicho por Ziarreta sobre la opción de concurrir en solitario a las próximas elecciones, mientras Iñaki Galdós terciaba en el debate reiterando su conocida postura favorable a cerrar una coalición con el PNV para concurrir a los próximos comicios autonómicos, pero advirtiendo a sus compañeros de partido sobre "que no será él quien platee la reflexión en el seno de su partido".

Está meridianamente claro que la coalición electoral con un PNV al que día a día los militantes de EA no dudan en denostar no se nos puede vender como un sacrificio por el bien del país, sino como lo que es: una alternativa realista al previsible fracaso electoral de un partido cuya única salida hoy en día es convertirse en una partido visagra de obediencia guipuzcoana. Pero, claro, ¿acaso van a dejar a Iñaki Galdós dirigir a buen puerto lo que quede del proyecto que un día tanto ilusionó a nuestras amonas euskaras? Sinceramente, la postura del coleccionista de bicicletas es hoy por hoy la única seria dentro de EA.

Fuentes del sector crítico de EA nos aseguran que, tras haber sido apartados de la dirección y vilipendiados en el seno del partido por defender la unión estratégica con el PNV, no están dispuestos a sudar la camiseta para que el partido se salve de la purga que van a suponer estas elecciones para el aparatchik oficial del partido. No olvidan que Ziarreta, quien siendo vizcaíno, viviendo en Bilbao y sin ningún conocimiento del partido en Gipuzkoa, aún así encabezó la lista de EA en las últimas autonómicas del 2005 como segundo en la candidatura PNV-EA, se juega mucho en estas elecciones. Ellos le dieron los votos, ellos le hicieron campaña, pero nunca los oficialistas les han reconocido ni agradecido su labor como aglutinador del voto "socialdemócrata" en Gipuzkoa. Los malos resultados obtenidos en las generales son un preludio de lo que puede sucederles en marzo del 2009 si no van unidos al PNV, y por eso Azkarraga se lanzó a decir lo que dijo y por eso, a diferencia de lo sucedido en otras ocasiones, nadie ha arremetido públicamente contra el Consejero de Justicia. Significativo de lo turbias que bajan las aguas en el barquito de Garaikoetxea.

Dicen que la base militante de EA se les ha enfrentado en cuanto han odio la palabra coalición y, tras años intentando hacer ver que EA es un partido de la izquierda abertzale, ahora significativamente no salen por esos fueros y callan hasta ver claro lo que va a pasar. Pero vamos, lo que no ven claro es que el PNV vaya a darles lo que piden y si les ofrecen 4 (2 por Gipuzkoa, 1 por Araba y 1 por Bizkaia), sería una humillación demasiado grande para quienes a día de hoy, gracias a la generosidad del partido-madre, todo hay que decirlo, ocupan 7 escaños en el Parlamento Vasco con sede en Gasteiz.

Los resultados de marzo -y recordemos que a diferencia de otros partidos, lo que EA baja nunca suele recuperarse en la misma medida, y bajar baja mucho siempre- situaron a EA ante la cruda realidad de su peso electoral. Con esos datos, sólo obtendrían 2 escaños y por Gipuzkoa. Si se arriesgan a ir solos, podrían aspirar a mantener esos dos escaños y sumarle otro, posiblemente en Araba. Pero, ¿cómo digerir ese mal resultado para un partido que fue primera fuerza en Donostia y Gasteiz, Araba y Gipuzkoa, y llegó a contar con 13 diputados autonómicos?

Qué triste realidad, pero realidad al fin y al cabo... Y dice mucho de la incertidumbre que les abruma, el que los gaztetxus de EA lleven tiempo sin decir ni mú en su tradicional estercolero virtual, donde no escriben una sola noticia desde la referida al 12 de octubre. ¿Qué raro, no?