Suecia y la decaída del estado del bienestar

            Suecia ha visto afectado su estado del bienestar desde que entró en la Unión Europea en 1995.

El reino de Suecia tiene 8.800.000 habitantes (1995) y una superficie de 449.964 km2, con una densidad de población de 19,6 personas por km2; la capital estatal es Estocolmo, la lengua oficial es el sueco, la religión el luteranismo y la moneda la corona sueca.

Aunque la economía sueca sea de mercado, durante varios años ha abrazado diferentes ideas del socialismo. Gracias a esas ideas y con la ayuda de todos los ciudadanos, Suecia dispone de unos servicios dignos y eficientes que han hecho del país escandinavo una nación admirada por muchos. Las doctrinas más radicales de la época llegaron a afirmar, como dijo el viejo Kropotkin, que había que aplicar la frase “a cada uno se le exige según sus posibilidades y se le da según sus necesidades”. Los suecos llaman a este sistema “hogar del pueblo”, y han sido las políticas neoliberales de la UE las que lo han  echado por tierra durante los últimos años.

Existe la creencia generalizada de que ser parte de la Unión es beneficioso y próspero para la economía y el bienestar, pero es obvio que en el caso de Suecia el resultado ha sido justamente el contrario. Desde que se adhirió al conjunto de países europeos, sus exportaciones y su economía general han sufrido fuertes presiones, y en los últimos años se ha hecho más que evidente la ruptura que experimenta su crecimiento económico. En 1994, sus exportaciones rondaban los 67 millones de euros, y hoy día apenas alcanzan los 61. Teniendo en cuenta la inflación y la subida de precios en esta década, la caída es considerable.

Los suecos crearon hace tiempo una fuerte economía, incapaz de desarrollarse eficientemente dentro de unas fronteras tan pequeñas, por lo que sus creadores fueron pioneros en extenderse por el mundo llevando a cabo una temprana globalización; sus exportaciones y su carácter veterano les han otorgado ventajas sobre la competencia a lo largo y ancho del mundo: Volvo, Saab, Ericsson, ActraZeneca, Ikea, Absolut… Sin embargo, su espíritu emprendedor es histórico, ya que nos ha dejado una larga lista de inventos importantísimos para la humanidad, como la turbina de vapor, el teléfono, el faro de gas, el tetrabric, el bisturí…

Suecia  ha sido un país  ejemplo de convivencia, desarrollo, prosperidad…y ha sabido estar siempre a un paso por delante de  los países que le rodean. Demostrando sensibilidad desde siempre en mantener el equilibrio medioambiental, siendo primitivos en la depuración de aguas y las energías renovables.

No obstante pese a la fortaleza que ha ido desarrollando durante décadas, en la actualidad se muestra cada vez más débil, engullida  por la unificación pactada por los países pertenecientes a la UE. Los suecos han frenado su capacidad de desarrollo y los políticos se han acomodado en las poltronas de las doctrinas centralizadas más ocupados por los asuntos globales que por los locales.

Ante esta situación no deberían de hacerse los suecos. Valiéndose del respeto y la admiración que se han ganado, convendría que  invitaran al resto de los países a cambiar lo pactado en los acuerdos de la UE o a desvincularse de la Unión, la cual les va alejando del “hogar del pueblo”.