CIRUGÍA ESTÉTICA VAGINAL
Cirugía estética vaginal, está servido el debate. El tema es abordable, se deja criticar de varias maneras. La primera comparativa, la segunda me la sirve en bandeja la contradicción analítica. Si la política, la economía, el derecho pueden tener su parcelita de ciencia comparada, qué menos que le demos a la cirugía estética vaginal la posibilidad de explicarse con lo que podríamos definir –sin cátedra- cirugía vaginal comparada.
¿Qué entendemos por cirugía vaginal?, en términos generales la definición podría resultarnos incluso convincente pero como de comparar se trata extiendo el mapamundi, pongo un pie en África y otro en Asia, una mano en el continente Europeo y la otra en el Americano. Para entendernos, entierro conceptos universales. Cambio, por ejemplo, mutilación por operación y viceversa, cultura-tradición por moda y viceversa, continente en vías de desarrollo por continente desarrollado y viceversa, nos queda entonces el enigma claro de la práctica común de la cirugía vaginal y sus distintas variantes.
Hecho un vistazo a occidente que a través del océano atlántico se impregna de lo que por discreción se llama moda y entonces la cirugía vaginal adquiere un tinte estético. Levanto un pie y con mi huella occidental aún marcada, África se viste de atuendos culturales con el traje femenino de la ablación y la cirugía vaginal adquiere un tinte tradicional.
Dependiendo del continente y/o país el método quirúrgico a seguir es diferente:
En occidente, dos procedimientos básicos: uno que consiste en recortar los bordes de los labios inferiores de la vulva para estrecharlos , y otro a través del cual se realiza una incisión en forma triangular en cada labio extirpándose el trozo de piel y cosiendo los bordes restantes.
En África u Oriente Medio, la cirugía vaginal tiene cuatro tipos de expresión, la ablación circular del prepucio clitoridiano o del clítoris en su totalidad por un lado, la extirpación de parte de los tejidos adyacentes o todos los labios menores por otro y la extirpación no sólo del clítoris y de los tejidos adyacentes (labios menores), sino también de los labios mayores.
En el primer caso se usa anestesia, la misma que llevamos mamando desde que mamamos, la misma que nos postra a un quirófano, la que nos obliga abrirnos de piernas para quitarnos esos antiestéticos labios vaginales, la que nos vende la moda como única cultura, la misma que aún dicta a las mujeres lo que podemos o no podemos hacer con nuestro cuerpo.
En África el quirófano es el suelo, la anestesia -en el mejor de los casos- la pérdida de conocimiento. Allí, esta práctica se realiza con motivo de preservar la virginidad y fidelidad de la mujer, todo ello en pro de la cultura y la tradición, la misma que aún dicta a las mujeres africanas lo que pueden o no pueden hacer con su cuerpo.
La extirpación genital se lleva a cabo en 25 países africanos y algunos de Oriente Medio y Asia, se considera un rito de iniciación a la pubertad y se realiza cada día a 6 mil niñas entre 4 y 10 años.
En occidente, las clínicas de cirugía estética con Estados Unidos a la cabeza –para variar- practican cirugía vaginal a adolescentes entre 18 y 25 años que aunque anestesiadas y sin pérdida –al menos no completa- de placer sexual, se cortan, retocan, cosen y descosen en pro del último tanga y de la esclavitud estética.
El análisis comparativo es evidente, no deja lugar a la duda en cuanto a la capacidad de decisión se refiere, es decir que entrar en un quirófano siendo consciente no significa que lo hagamos de manera consciente. La libertad sexual femenina dista mucho aún de no ser una quimera. El peso cultural que nuestra sociedad arrastra, la ceguera quirúrgica impuesta sobre todo a las mujeres veta nuestra autocrítica y nuestra crítica. Métodos distintos pero iguales en sus extremos. Sería al menos honesto dejar nuestros argumentos paternalistas a un lado y empezar a descubrir el telón tras el cual se encuentra el verdadero teatro de la esclavitud femenina occidental.
Un ejemplo: Artículo publicado en un importante medio de difusión. Martes 27 de septiembre de 2005, un rótulo en letras grandes y a negrita que dice VIVIR. Debajo, una foto que ocupa todo el extremo izquierdo muestra el cuerpo de una mujer de cintura para abajo. Otro rótulo a la altura de la cintura: La cirugía estética llega a la vagina. Nombre y apellidos del periodista.
Comienzo a leer. Una breve explicación a modo de introducción “cada vez más chicas deciden recortarse los labios inferiores de la vulva por motivos exclusivamente estéticos”. Lo leo en alto, a mi alrededor se ríen. Entiendo, son cosas femeninas que producen risa, que llevan implícitas la palabra “tontas”, son cosas a las que no se le da importancia porque no interfieren en la bolsa, ni en las políticas de gobierno, ni en el salario, ni en las vacaciones, son cosas a dejar pasar.
“ Hace sólo diez años, si el tirante del sujetador de una mujer se quedaba a la vista, siempre había alguien cuidadoso que le alertaba ‘oye, que se te ve el ‘suje’; y ella, como que no quiere la cosa se lo cubría. Pero ahora no. Ahora los tiempos han cambiado y la moda es enseñarlo todo.” Aquí está el verdadero, el inigualable depredador crítico. Lo hace con el exacto derecho de la estupidez, es decir, en su afán por criticar la ablación labial a lo occidental, mete la pata, se quita la mascarilla de cirujano ocasional y nos dice; “las mujeres visten con transparencias, van por la calle con el ombligo al aire y se arreglan los labios menores”. Recurrente la frasecita, aquí de lo que se trata no es de analizar el porqué, sino de buscar culpables. Con la venia culpo a las mujeres de sus transparencias, las culpo por sus ombligos centro del pecado original, las culpo por sus tirantes caídos, las culpo.
Es posible que toda esta parafernalia sea el producto de un lenguaje mal utilizado y que en realidad las buenas intenciones hayan quedado ocultas....Aún así yo le pagaría a más de uno una labioplastia, con una pequeña variante que se traslada de los órganos genitales a los labios superiores, los de debajo no del monte de venus sino del mostacho, y en media horita y 500 euros acabamos con esas antiestéticas arruguitas que se le ponen a algunos cuando en lugar de informar se dedican a juzgar.
Estas operaciones estéticas se pusieron de moda según cita el artículo en los Estados Unidos y sobre todo en mujeres que habiendo sido madres en repetidas ocasiones su órgano sexual había perdido flacidez. Lo importante entonces es porqué las mujeres tenemos la firme convicción de que tras el parto perdemos algo. Me pregunto si tendrá algo que ver el hecho de que ni siquiera embarazadas se nos quita ojo de encima, y que después del parto pasas de ser mujer a ser “madre”. Aquí comienza la interminable carrera de demostrar qué somos mujeres, qué somos madres amantes de nuestros hijos, que además de darle el pecho nos esforzamos porque nuestro pechos sigan siendo atractivos, qué nuestra tripa disminuya para volver a estar “sin embarazar”, qué somos capaces de incorporarnos al trabajo después de las vacaciones maternales durmiendo tres horas al día entre toma y toma, porque claro el vástago después del periodo vacacional sigue comiendo... no, no es un mito. Y todo esto sin dejar de ser atractivas.
Ahora este tipo de operaciones se están practicando a adolescentes que se sienten traumatizadas cuando al ducharse en el gimnasio ven que tienen unos labios más desarrollados que sus compañeras. En palabras del cirujano plástico esto es; solemos sacar un poco de grasa del monte de venus, que en ocasiones está tan abultado que queda antiestético. Y esto me lo dice un señor que está calvo.
¿Por qué esta necesidad de cirugía vaginal? Porque no nos educan para nada más.
Tratamos los problemas siempre desde el extrarradio, porque son de otros, este en particular “cosas de mujeres”.
No es tan simple como que las adolescentes quieran ponerse lo último en tangas brasileños, esto es algo mucho más serio. Es un revisionismo exhaustivo del sistema educativo basado en la competitividad, del lenguaje inexpresivo-negativo, del quehacer automático, de las motivaciones que se adhieren al cuerpo, a la mente según nos vamos desarrollando, de las costumbres adquiridas que aceptamos por puro conformismo, de la comodidad del análisis, del propio sistema judicial, del propio sistema sanitario, de la pirámide de las necesidades, del peso cultural.
Por aquí debería empezar el análisis. Complicado. Es más fácil usar muletillas que entretengan o retarden el significado.
Levanto el pie de África, levanto el pie de Asia, retiro la mano de Europa, retiro la mano de Estados Unidos. Cuelgo el mapa en la pared, ahora todos nos miramos a la misma altura.
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