Tradiciones
No son pocas las ocasiones en las que he escuchado frases de la estirpe de “la tradición así lo manda” o “siempre ha sido así” y, tampoco han sido pocas las veces en las que me he aventurado a poner en cuestión muchas de ellas. Hablamos de tradiciones y hablamos desde deportivas hasta folclóricas, pasando por gastronómicas o de la rama que se nos antoje, pero pocas son las veces en las que estás son cuestionadas, debido al profundo arraigo con el que cuentan la mayoría.
Lo cierto es que lo que me ha empujado a abordar este tema es el hecho de que no han pasado muchos días desde que estuve en una sidrería pasando una velada de pie, comiendo sobre dos barriles y compartiendo platos con otros seis omnívoros insaciables. No obstante, hay que reconocer que según van frecuentando las visitas a las kupelas dicha incomodidad va menguando. De ahí que se mantenga la tradición.
Pero ésta que he expuesto, como he dicho, no ha sido más que el pretexto de este breve artículo que apela a tradiciones de otro rango como la de la segunda semana de julio, por ejemplo, en la que no hay año sin que algún pantalón se tiña de rojo.
Ejemplos a patadas se podrían dar, sobre todo de un país como España en el que la absurdez es uno de los mayores denominadores comunes, pero dicho queda que, la tradición, por el mero hecho de ser tradición, me parece a mí, no siempre es buena. Que se lo pregunten a los catalanes si no.
Iruzkinak
Utzi iruzkina: