¿Soy coherente?
Pensándolo se pueden
crear serias dudas sobre dónde se ubica realmente
la coherencia, en la racionalidad o en la irracionalidad. Porque podemos
afirmar que desde la racionalidad el ser humano actúa siempre de forma
coherente y que hace las cosas premeditadamente, por lo que a priori parece
posible mantener esa coherencia entre las diferentes actuaciones. En cambio, un
animal, es un ser irracional completamente. Actúa por instinto. Cuando necesita
comida la busca y come, cuando tiene frio busca cobijo o cuando viene un
cazador se protege y, en cambio, resulta mucho más difícil encontrar una incoherencia
en ellos. La cuestión radica en que
el animal actúa por instinto de supervivencia. Su único objetivo es sobrevivir
lo mejor posible, el resto le da exactamente igual. En cambio, en el ser humano
entran en juego factores como el ¿qué le
parecerá a no sé quién lo que hago?, ¿qué dirán?, ¿me apetece?, ¿quedo bien si lo hago?, ¿me venerarán por
ello? Por lo tanto es esta complejidad y esta vorágine de factores la que
satura de carencias nuestra racionalidad y la que nos hace caer en
incongruencias. Pero no se preocupen, simplemente son déficits de nuestra
especie. Hay que asumirlo. Somos humanos, somos complejos y sumamente
incoherentes.
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