El tartazo a Barcina

Ayer tuve el placer de leer en un diario la reacción de Yolanda Barcina tras los tartazos que recibió en Toulouse, que decía así: "El fin de la violencia no es solo dejar de asesinar", era la frase más resaltada de sus declaraciones después de la dulce merienda que le ofrecieron a la pobre. Para más inri, en las noticias de esa misma noche pude escuchar que todos los grupos políticos exceptuando a Bildu habían condenado el suceso.

Tras unas carcajadas por lo absurdo que resulta todo, la indignación fue lo siguiente que sentí. Pese a mi desacuerdo con este tipo de acciones que no sirven para más que dar la nota, ver con qué facilidad y de qué forma más gratuita se vincula un acto de este tipo a la violencia de ETA y, además, ver cómo se convierte en algo susceptible de condena por parte de los grupos políticos, me parece a mí, indigna a cualquiera con dos dedos de frente. Qué manera de frivolizar por parte de los que aburren con sus diatribas sobre respeto a víctimas y todo ese rollo que acostumbran a gastarse.

Ayer, antes del Real Sociedad-Real Madrid, en las inmediaciones de Anoeta, un aficionado de la real fue víctima de un ataque por parte de un miembro de Ultra-Sur, en esta ocasión con algo ligeramente más duro que una tarta; con un puñal, más concretamente. Aquí, esperando la condena...