El amor

xabierortizdeurbina 1456153721681 COGITARE et ENUNTIARE | 2012-02-06 02:31

Hace unas semanas, discutiendo en una mesa de un bar con unos cuantos amigos en torno a lo que era o no era para nosotros el amor, expuse una serie de opiniones ciertamente alejadas de los tópicos amorosos, pero en las que me reafirmo al escribir estas líneas.

Pienso que el amor, como intangible, incomprensible a veces e incontrolable que es, cada uno lo entiende de una forma absolutamente distinta al resto, ya sea por como lo vive o por sus experiencias, pero yo defiendo y defenderé que, a eso tan pleno que llamamos más habitualmente el amor, es decir, el enamoramiento entre dos personas que emprenden una historia que durará, la mayoría de veces, un tiempo limitado, yo lo llamo siempre amor condicional.

Y con esto entro ya en la distinción que hoy quiero hacer. Amor condicional y amor incondicional. A mi modo de entender el amor, que como he dicho al principio, cada uno tiene el suyo, el amor pleno, de verdad, es decir, el incondicional, pocas veces o nunca se da en el amor de pareja, en el que paradójicamente se dan las frases más vehementes como “te quiero como a nadie”, “quiero que estemos siempre juntos”, el tan obsceno “te necesito a mi lado” o un simple “te quiero”.

Tal vez haya visto yo muchas películas pero me reafirmo en que el amor de una pareja es una clase de amor que siempre pende de un hilo. Es totalmente condicional y frágil. Ese “te quiero como a nadie”, una simple infidelidad lo convierte en un “te odio”, en un “no quiero volver a verte” o en el insulto más desagradable que nos venga. Por lo tanto, ¿Qué pasa con ese amor? ¿Dónde está tras la infidelidad? Y por no hablar de llamarle “hacer al amor” al acto sexual. Me rio del que dijo que era la máxima expresión de amor entre dos personas. ¿Que tendrá que ver la más primitiva necesidad fisiológica con querer a una persona?

El verdadero amor, a mi modo de entender, es el que empeña una madre hacia su hijo. Eso es amor pleno, al menos para mí. Preocuparse constantemente de que la otra persona esté a gusto, feliz, procurar que no le falte de nada, hacer todo lo que está en nuestra mano por satisfacerla, alegrarse de sus buenas noticias y afectarse por sus desgracias y percatarse de que ese amor es recíproco y por supuesto, incondicional.

Con todo esto no pretendo decir que el amor de pareja no es amor. Por supuesto que lo es y, las demostraciones de amor del párrafo anterior se pueden dar en el amor de pareja y, de hecho, creo firmemente que mientras las historias de amor duran, se dan toda clase de muestras de afecto, desde el más insignificante gesto  hasta la mayor locura que podamos imaginar. Pero, como he dicho, este amor, puede evaporarse por circunstancias o quebrantarse de cuajo por un hecho concreto, mientras que nuestras madres, seguirán ahí, hasta su último aliento, preocupándose y desviviéndose por nosotros, con su amor imperecedero.




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