Barcelona, cultura y postmodernismo

xabierortizdeurbina 1456153721681 COGITARE et ENUNTIARE | 2011-12-12 01:39


Tras pasar la semana en la Ciudad Condal y ya en tierras donostiarras voy a escribir una pequeña reseña con las impresiones que me ha causado la ciudad.

Tras llegar a la estación de Sants hambrientos tras el viaje lo primero fue pedir un Macmenu o como se escriba y engullírnoslo en un banco mientras veíamos pasar a toda clase de vehículos. Unos 300 por minuto. En ese instante la sensación fue como que habíamos viajado algunos años al futuro, al postmodernismo más avanzado, en donde solo existía la comida rápida, macrogimnasios y trenes de alta velocidad.

Pero una vez adentrados en el corazón de la ciudad pude ver que Barcelona era mucho más que McDonal´s y Burger Kings gigantescos. Tengo que reconocer que, el Paseo de Gracia fue de lo que más me impactó. Impactó, no gustó, porque lo único que lo salvan son las casas de Gaudí. Preciosas, por cierto. Por lo demás resulta una calle repleta de tiendas gigantes de todas las marcas textiles, cada cual más grande y más cara. Como para entrar… Me pregunto que con la que está cayendo quién se atreve a entrar a esos sitios. Solo mirarlos asusta. Una con las que también aluciné fue con la de Nespresso. Dos pisos, diseño espectacular… Solo faltaba que bajara George Clooney desde el cielo y se pusiera a servir cafés!

Pero pasando a aspectos positivos y, olvidándonos de esos macronúcleos ultraconsumistas, me gustó mucho el parque Güell y sobre todo las vistas que ofrecía de toda la metrópoli. Como para terminarse tres carretes. Me quedo también con la zona del puerto y Barceloneta, y sobre todo con Ramblas, uno de los mayores núcleos culturales y artísticos que he podido contemplar.

Como ya comenté en mi anterior rúbrica me encanta ese fenómeno de la indiferencia hacia el resto de transeúntes que van de un lado a otro sin saber nadie a dónde. No hay miradas juzgadoras ni despectivas ni de ninguna clase. Es de lo que más me gusta de las grandes ciudades. Ya puede ir uno con un calzoncillo en la cabeza que a nadie le va importar.

Respecto a la noche, ya que estábamos, también visitamos la famosa Razzmatazz. Cinco salas de fiesta un tanto alejadas del meollo de la capital. Lo suficiente para que la ciudad respire en armonía, libre de altercados que puedan aquí suceder. Me atrevo a decir que se contaban por miles las personas que allí había, metidos en aquella caja gigantesca perfectamente insonorizada. Allí no molestan.

Masa, mestizaje, postmodernismo avanzado, arte, cultura urbana… son términos con los que definiría esta ciudad en la que no me importaría nada vivir una temporada. Creo que hay mucho que aprender en ella. En todos los aspectos.


Utzi iruzkina: