29M, un paso adelante, otro atrás

Cuando todavía retumban los ecos, ecos nada más, de la huelga del pasado día 29 es el momento de hacer una valoración en torno a lo que deparó la jornada de parón, la cual tuvo un importante seguimiento a todos los niveles territoriales. Haciendo una media entre los diferentes datos ofrecidos llegamos a una media de un seguimiento superior a los dos tercios en la CAV, la cual representa una importante mayoría.  Pero la valoración no es simplemente cuantitativa, sino también cualitativa. Y aquí ya cojeamos un poco.

La jornada de huelga se saldó con varios heridos tanto en trifulcas con los piquetes como con agentes de las fuerzas de “seguridad”, todo un clásico en las jornadas de huelga que de ninguna manera se deja atrás.

Comenzando con los piquetes, llamados de forma eufemística informativos, se dedicaron desde primera hora de la mañana, como de costumbre, a convertir un derecho en imposición y a obligar a cerrar comercios de personas que simplemente ejercían su derecho a no secundar la huelga. Basta poner el ejemplo del dueño de una cafetería de Bilbao que fue agredido por negarse a la imposición de cerrar su negocio, lo que le costó que tuvieran que llevárselo en ambulancia.

Seguimos. En una de las decenas de manifestaciones en contra de la reforma laboral, en Vitoria, más concretamente, la Ertzaintza, esa que vela por nuestra seguridad, haciendo uso del poder que les otorgan las porras y pistolas, comenzó a cargar con pelotas de goma disparando frontalmente, con la mala fortuna, no para ellos, por supuesto, de que una de las pelotas de goma impactó en la cara de un joven que simplemente ejercía su derecho a manifestarse. El joven sufrió un traumatismo craneoencefálico y tras pasar unas horas en estado grave, salió de peligro. Desde Interior señalaron que el motivo del traumatismo fue un tropezón.

No tiene importancia el orden en el que he expuesto ambas cuestiones, pueden ser leídas en el orden inverso sin problemas, porque el resultado de heridos al final de la jornada nos da exactamente el mismo. Pero lo que sí importa es que, como comentaba al inicio, hay cosas que no terminamos de dejar atrás, y estas son dos de ellas. Por lo tanto, un paso adelante, sí, pero otro hacia atrás.