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El poeta deja rienda suelta a sus sentimientos, se desnuda, por así decir, frente al lector, se muestra tal y como es. El intimismo de las cartas es muy grande, profundo.

El choque inevitable entre los deseos de los románticos, de sus anhelos, sus esperanzas, y la realidad les produce un insufrible sentimiento, desaliento, agonía, de ahí que los escritores busquen huir, bien en el tiempo (bien hacia el pasado medieval) bien en el espacio (a paisajes exóticos, orientales) o bien de manera definitiva a través del suicidio.

Esta evasión también se ve en la búsqueda de escenarios insólitos, atípicos, como cementerios, ruinas, castillos medievales, para los desolados, y la elección de personajes opuestos a la sociedad. En donde esté una piedra solitaria/ sin inscripción alguna,/donde habite el olvido/ allí estará mi tumba. Desde mi celda los incluye todos, pero con la peculiaridad de que parece que son hechos reales. Por eso es grandioso Bécquer.