Ana es mi distorsión, mi propia destrucción
ANA
NI
SE
VE
Y
CASI
NI
SE
LEE
Ana,
como la
designan las personas que
padecen anorexia, es una enfermedad
mental que produce falta anormal de ganas de comer. Este cuadro
depresivo por lo general lo sufren mujeres adolescentes, derivado por un intenso temor a la obesidad.
La anorexia es conocida desde hace siglos, cuando los medios de comunicación aun no existían. Como es el caso de Santa Catalina de Siena, en el año 1347, que a los 7 años comenzó a rechazar los alimentos y en la adolescencia solo comía hierbas y pan.
Los síntomas más frecuentes son; excesiva sensibilidad al frío, cambios de carácter, sensación de estar gorda cuando se está delgada… En el caso de las mujeres, pueden llegar a sufrir amenorrea (perdida de menstruación). Esta enfermedad psicológica puede llegar a ser muy grave y en casos extremos puede causar la muerte.
La gran mayoría de las mujeres que habitualmente aparecen en televisión, bien en películas, series o anuncios, venden una imagen que impulsa a la juventud a querer copiar ese prototipo de “mujer perfecta”. Es necesario destacar el caso de la tan conocida actriz argentina, Natalia Verbeke, que reconoció haber padecido anorexia. No obstante, muchos de estos famosos participan en campañas para que la juventud no caiga en esta enfermedad.
Éste problema no se queda en una simple suposición, ya que el 22% de los jóvenes entre 11 y 17 años sufre algún tipo de trastorno alimenticio. Sin embargo, si nos trasladamos a Cibeles, el 90% de las modelos que desfilan, según algunos especialistas, se encuentran muy bien con respecto a la masa corporal, ya que no es inferior al 18%.
La especialista en Nutrición de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Verónica Tijerina González, afirmo que: “Los factores medio-ambientales, como son el impacto de los medios de comunicación, es algo que sencillamente se ha visto que contribuye a que las personas tiendan a exigirse demasiado en su estética corporal” y también subrayó que: “la moda de estar delgado, aunado al énfasis de los medios de comunicación con estos estereotipos”.
Por todo ello, los medios de comunicación y diferentes personajes que por su trabajo se centran en el físico deberían hacer algo. A pesar de ello, no podemos ignorar la responsabilidad de los espectadores, ya que cada uno es dueño de su cuerpo. En este largo camino todos pueden rendirse ante los encantos de la destructiva Ana, pero hace falta mucho valor para enfrentarse a ella.
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