Cultura y botellón

josu 1456149891816 Josu | 2006-04-01 00:39

Recurrir a la raíz de un supuesto problema de nuestra generación (los jóvenes de hoy) resulta la vía más sencilla para no complicarse la existencia meditando las causas del fenómeno sociológico que está suponiendo estas semanas el "botellón" en España. Y no se libra Euskal Herria, por mucho gudari que haya.

El fenomeno del "botellón", si es un problema, es un problema cultural, una cuestión de hábito que ocurre por unas causas difíciles de averiguar y consecuentemente más difíciles de solucionar.

Los que hoy estamos cerca de la veintena hemos visto cómo nuestros padres nos llevaban de poteo los fines de semana y cada vez que querían celebrar algo: comidas, reuniones familiares, etc.
Hemos visto como las mayores alegrías siempre han sido brindadas con vino, cava o champagne, y se ha hecho con toda naturalidad. Es más, se ha insistido a aquella mujer que se empeñaba en beber agua, que una copita era buena.

No ha habido navidades en las que no he oído los beneficios de la copita de vino, cava, etc. Con moderación, cuidado. Pero todos a brindar, a beber, que se note que hay alegría.

Hemos conocido un mundo en el que la reunión, la fiesta y la celebración han ido de la mano con el alcohol. Y vivimos una situación dramática:

Nuestros abuelos lucharon para ofrecer a nuestros padres lo que ellos habían carecido. Nuestros padres han conseguido darnos lo que ellos no han tenido. Pero nosotros vivimos un mundo de competitividad en el que no conseguiremos mantener el nivel de vida que nos han ofrecido, siempre que no sea con la ayuda de nuestros padres.

Sabemos que vamos a tener que apretar el cinturún, que tendremos que mirar las ofertas del supermercado para ahorrar unos pocos céntimos. Sabemos que sólo podremos pagar una casa cuando recibamos una herencia de nuestros padres. Y sin embargo queremos un mundo mejor, queremos conseguir tanto como han conseguido nuestros antecesores, y siempre querremos superarles. Pero éste mundo nos lo impide.

Vivimos un estrés y una frustración terrible cuando nos hacemos conscientes del futuro que nos depara. Y necesitamos divertirnos, olvidarnos del mundo en que vivimos, y celebrar las pequeñas cosas de la vida que tanta felicidad nos ofrecen.

No digo que el alcohol de felicidad. Pero sí mantengo mi firme convicción de que eso es lo que esta sociedad nos ha enseñado.

Siempre habrá unos que pasen del tema, y otros que se pasarán con el tema. Pero la mayoría no está en los extremos. Y la juventud tampoco está en el extremo violento, no civilizado y drogadicto.

Somos como nuestros padres. Pero la docena de tintos la tomamos en botella. Sabemos que en este mundo nos toca apechugar.

No tengo intención de ir a ninguna de estas convocatorias (en Eibar hay una para el 22 de abril), pero pido a quienes la critican reflexionen y actúen en consecuencia dando el ejemplo que los jóvenes de hoy no hemos tenido en esta sociedad. Y si no, apechuguen ustedes también.


Utzi iruzkina: