En apenas tres semanas, este maravilloso disco dedicado a las obras religiosas más populares de Antonio Vivaldi (incluyendo el arrebatador Nisi Dominus) se ha encaramado a los primeros puestos en las listas de discos más vendidos en Francia, incluyendo todos los géneros. Los responsables del éxito, que muy posiblemente se propagará por toda Europa, son tres de los más reconocidos intérpretes de música barroca de la actualidad: la contralto Marie-Nicole Lemieux, el contratenor Philippe Jaroussky y el director Jean-Christophe Spinosi. Irresistible.
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NAIVE - OP 30453 |
Antonio Vivaldi |
Nisi Dominus; Stabat Mater; Crucifixus |
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Oferta: 17,55 € |
Precio: 19,50 € |
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Intérpretes |
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Marie-Nicole Lemieux, contralto Philippe Jaroussky, contratenor Ensemble Matheus Jean-Christoph Spinosi, dirección |
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Contenido |
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Antonio Vivaldi (1678-1741):
Nisi Dominus para contratenor, cuerdas y bajo continuo, RV 608 Crucifixus para contralto y contratenor, cuerdas y bajo continuo, RV 592 Stabat mater para contralto, cuerdas y bajo continuo, RV 621
1 CD - DDD |
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Más información |
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Como queriendo hacer bueno aquello de que los mejores perfumes se presentan en frascos pequeños, el nuevo disco con música sacra de la Edición Vivaldi de NAÏVE es breve en duración, pero grande en excelencia. El programa se ha elaborado a medida de los dos grandes protagonistas: el contratenor (sopranista) Philippe Jaroussky y la contralto Marie-Nicole Lemieux. Asume el primero la interpretación del salmo Nisi Dominus (RV 608), mientras Lemieux afronta (por segunda vez en disco, si nuestra memoria no nos falla, y repitiéndose por primera vez una obra ya aparecida en la colección) el Stabat Mater (RV 621). Dos obras, pues, que están entre lo mejor de la producción sacra del cura veneciano, dos joyas de la música religiosa de todos los tiempos. Y los grandes protagonistas no defraudan. Jaroussky, en primer lugar, lleva a cabo una nueva exhibición de depurada técnica, asombra con su voz pura y ágil, con su sorprendente timbre argénteo, con la unción que tiñe momentos como el "Cum dederit", plenos de vigor expresivo... ¿Que habría quien prefiriera un timbre ligeramente más grave para esta partitura? No lo descartamos, mas poco o nada empaña eso la labor del cantante galo. Con todo, quien esto escribe siente que su alma se conmueve más intensamente cuando la profunda voz de Marie Nicole Lemieux desgrana prodigiosamente ese hermoso poema que glorifica el episodio más humano de la divinidad, ese instante en que la Virgen madre, destrozada por el dolor, llora junto al cuerpo roto y sin vida de su Hijo y que Vivaldi construyó a base de movimientos lentos. Nos perderíamos buscando otras palabras: diremos, simplemente, que Lemieux, matizando cada nota, logra transmitir la dramática humanidad del texto sin desvirtuar un ápice su sentido religioso. Y cuando Lemieux y Jaroussky unen -funden- sus voces en el Cricifixus, del Credo RV 592, el tercer fragmento que integra el programa, se logra un clímax difícilmente alcanzable con otras voces y en otro contexto, se produce un auténtico milagro. ¿Por qué los milagros serán tan fugaces? Hay, naturalmente, un tercer nombre, el de Jean-Christophe Spinosi, que planea sobre el registro todo, dejando ver su mano en su concepción global, en el mimo con que se han tratado los detalles, en el sonido sensual -sensualidad religiosa, sí- que extrae de ese Ensemble Matheus que nunca falla, en la sutil dinámica aplicada a ciertos movimientos, en el refinamiento con que su violín dialoga con la voz de Jaroussky en el "Gloria Patri" del Nisi. Spinosi, Lemieux, Jaroussky... Juntos los tres no podían sino dejar una maravilla como ésta.
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