Breves reflexiones de un maisu

BREVES REFLEXIONES DE UN MAISU

Hace casi un mes que las calles de nuestros pueblos se han vaciado de niños y no ha sido culpa del flautista de Hamelín ni nada parecido. Es mucho más simple: ha comenzado el curso, los niños han vuelto al cole. Una vez más son parte integrante del sistema educativo, pero ¿nos planteamos alguna vez si nuestra educación funciona? ¿Nos planteamos si el sistema educativo en que ingresamos a nuestros hijos funciona? Responder a lo primero es fácil: la educación funciona. Lo segundo es más complejo pues dada la división institucional de Euskal Herria nos encontramos con tres sistemas educativos diferentes (Iparralde, Nafarroa, CAV). A lo largo de este artículo, por tanto, hay que tener  claro que sólo haré referencia al tercero de ellos, es decir, el sistema educativo vascongado dirigido por el consejero Tontxu Campos.

Una vez hecha esta aclaración, reincidiré en que aquí la educación funciona sobre todo gracias a la buena labor y profesionalidad del profesorado. Pero desgraciadamente también he de afirmar que la educación funciona pese al departamento de educación.

Que la sociedad cambia es un hecho, más allá de los discursos sobre la globalización, inmigración… lo cierto es que cada vez se le pide más a la escuela (aplicación de nuevas tecnologías, mejoras en la enseñanza de idiomas, hacer frente al bulling…), pero ¿se ponen al mismo tiempo los recursos materiales y personales necesarios? ¿Cómo se trata al profesorado que ha de hacer frente a estos retos?

CONVENIO: negociación o imposición

Destacaré aquí que, hasta la reciente imposición del nuevo convenio laboral del profesorado no universitario de la CAV, llevábamos 4 años sin convenio, desde el 2003, y que hasta ahora toda modificación de aquél se ha ido realizando mediante resoluciones y decretos nunca incorporados a dicho convenio. Ni al viejo ni al nuevo. El pasado año fue un año de negociaciones (sindicatos – departamento) y de movilizaciones debido a la nula voluntad del equipo del sr. Campos. Finalmente ha impuesto un nuevo convenio gracias a la triquiñuela de CCOO, único sindicato que ha firmado el actual convenio. Pese al rechazo de la mayoría sindical (70 %) y del profesorado, se nos impone, pues, un convenio que no recoge ni de lejos las demandas planteadas en la negociación.

Alguno caerá en la tentación de creer que sólo queremos más dinero y si bien es cierto que entre nuestras demandas se encontraba un aumento salarial que vaya permitiéndonos recuperar el poder adquisitivo perdido a lo largo de los últimos años, no es menos cierto que esa sólo era una más de las mejoras exigidas. Se pedía, también, el incremento de las plantillas en los colegios mediante la creación de nuevas figuras dentro del profesorado para facilitar la integración de los cada vez más numerosos inmigrantes que llegan de procedencia dispar a nuestros pueblos. Se pedía una disminución en el ratio profesor – alumnos para mejorar así la atención al alumnado; se pedía una rebaja de 1 hora semanal, no de trabajo, sino de docencia directa, de las 23 actuales a 22 (los alumnos permanecen en clase 22 ½ horas), se pedía reducción de horas para el profesorado de más edad dedicando el resto de la jornada a otras tareas necesarias en los centros. Y a todo eso ha dicho que no el departamento de educación. No a las mejoras laborales para el profesorado, y por tanto no a la mejora de la calidad de la educación que reciben nuestros hijos.

LOS SINDICATOS

A finales del curso pasado anunciaron que este curso comenzaría con movilizaciones como protesta contra la imposición del ya citado convenio, pero finalizado septiembre aún no sabemos nada de ellos, ¿tendrá algo que ver, como sospecha gran parte del profesorado, con que el año pasado hubiera elecciones sindicales y éste no? De ser así sería una gran burla hacia el profesorado al que dicen representar. Estaremos atentos.

SUBIDA SALARIAL

Sí, ya lo he dicho antes, también pedíamos un incremento salarial, y la respuesta del departamento no ha podido ser más indignante. En primer lugar “no entiende”, pese a haber perdido aproximadamente un 15 % del poder adquisitivo, que protestemos cuando somos los que mejor estamos de toda españa. ¿Por qué no nos compara con el resto de Europa? Pero la segunda parte de su respuesta fue, sin duda, surrealista. Parece ser que el problema no era el dinero pues había, creo recordar, unos 9 millones de euros con los que no sabían que hacer. Finalmente decidieron pagar un incremento solo a los tutores, creando una división entre el profesorado no conocida desde hace muchos años. Cabría recordar al sr. Consejero que hace mucho tiempo, en un alarde de solidaridad hoy impensable, el profesorado con mayor antigüedad renunció a cobrar los sexenios que les correspondían para que ese dinero fuera repartido entre todo el profesorado: igual trabajo igual salario. Hasta hoy, en que seguiremos haciendo el mismo trabajo pero unos cobraremos menos que otros.

OPOSICIONES

Que hablar de oposiciones puede sonar a chiste vista la trayectoria que llevamos no es un secreto para nadie. Ya en 1993 se convocaron unas oposiciones que habrían de transcurrir en años sucesivos y así fue hasta 1994, pero la tercera convocatoria se celebró en… 2003, es decir 10 años después de su convocatoria. Pues bien, este año se pedía mayor estabilidad laboral para evitar los continuos cambios de profesorado en nuestras escuelas así como para facilitar la elaboración, por parte de los centros, de un proyecto educativo con garantías de continuidad. Y la respuesta del sr Consejero no tuvo desperdicio. Tras haber acabado con la estabilidad de que gozaba el profesorado interino desde hace años (una mejora laboral duramente conseguida) y negándose a escuchar las propuestas de la mayoría sindical (LAB, ELA, UGT) decidió sacarse de la manga unas oposiciones que según él acabarían para siempre con el problema. Si estas oposiciones son la solución lo veremos a futuro, aunque nadie da un duro por ello, pero lo que sí es cierto es que para ser La Solución no pudo empezar con peor pie. Se convocaron a mitad de curso sin conocerse siquiera los temarios, día sí día también había nuevos cambios en la reglamentación que regiría las oposiciones. Los temarios cambiaron varias veces, incluso había temas que ni siquiera han llegado a existir; el modelo de examen era diferente para unos que para otros, siendo los más perjudicados los sustitutos. El sorteo de tribunales hubo de repetirse debido a los fallos que se cometieron. Pero todo iba con normalidad… excepto por el elevado número de profesores que se vieron en la necesidad de coger la baja para poder prepararse. Pero todo transcurría con normalidad pues el papeleo, la burocracia de fin de curso pudo hacerse en la fecha prevista. ¿Qué importaba que las escuelas, su profesorado, estuvieran patas arriba?

COMIEZA EL NUEVO CURSO

Si lo hasta ahora mencionado pareciese poco, ¿qué cabría pensar de un sistema educativo en el que los profesores no sabemos aún qué programas seguir este curso? Las leyes cambian y también las de educación, ahora tenemos esa gran desconocida que es la LOE. No sabemos en qué consiste ni cómo nos afecta, pero con ella viene el nuevo currículo, ese amigo invisible que pese a que debería implantarse este curso aun no ha sido aprobado en el parlamento de Gasteiz. ¿Estamos aplicándolo sin siquiera saberlo o trastocaremos todo una vez más a mediados de curso para acometer su implantación? Dicen que nos darán unos cursillos para que conozcamos la ley y el currículo, pero ¿no debería haber sido al revés, primero prepararnos para el cambio y después aplicarlo? Una cosa sí es cierta: se rebajarán las horas dedicadas al deporte y a la educación física con lo que tendremos más alumnos “gorditos”. Los estudiantes de dicha especialidad de la Escuela de Magisterio se han movilizado en Lakua en contra de dicha medida. ¡Los profesores en activo estaban en la escuela!

1000 BAJAS

Comienza el curso y suena la alarma: escuelas sin profesores, miles de profesores de baja. El departamento, sin hacer alusión a lo primero, dice que estudiará la causa de tantas bajas. ¿No será responsable el departamento al negarse a adoptar medidas que permitan el rejuvenecimiento de unas plantillas ya envejecidas por los años de dedicación a la labor docente? En cuanto a lo primero, el comienzo de curso sin plantillas completas, una vez más es la falta de planificación del departamento la que ha llevado a esa situación al realizarse en septiembre las adjudicaciones del profesorado, pero como es habitual tampoco en esta ocasión habrá dimisiones, simplemente nuestro departamento seguirá ensuciando el buen nombre del profesorado.

MODELO BRITISH

Sí, ya se que sólo me iba a referir a la CAV, y eso es lo que hago. Aunque el modelo british se haya hecho tristemente célebre gracias a Nafarroa y en concreto al antivasquismo del sr. Sanz, lo cierto es que dicho modelo ya está implantándose en las vascongadas. Con disimulo y nombres más rimbombantes, pero este modelo es ya una realidad en nuestras escuelas. Se ha pasado de impartir el inglés como lengua extranjera a enseñar conocimientos en dicha lengua a través de un proyecto para primaria que en su tema sobre el clima nos hace referencia, entre otros, a Ulan Bator en Mongolia pero que “misteriosamente” olvida el clima navarro. ¡Estos son los materiales que prepara el gobierno de Gasteiz! En secundaria lo disfrazan como experiencia plurilingüe, pero el fin es el mismo: impartir ciertas materias en inglés como lengua vehicular. El error del sr. Sanz ha sido decirlo claramente pero ese modelo ya habita entre nosotros hace años.

Se podrían añadir muchas más cosas, seguramente cada maisu y andereño podría realizar nuevas aportaciones pero, como dice el título, esto simplemente son unas breves reflexiones. Mías y por tanto, seguramente incompletas, pero qué bueno sería que sirvieran para fomentar un debate. Y como decía al comienzo de este artículo/reflexión ha llegado la vuelta al cole, han comenzado de nuevo las clases y sí, parece que todo sigue funcionando con la anómala normalidad de siempre, y es que son muchos años de apechugar con lo que sea, tantos años de tragar con lo que nos venga que casi hemos perdido hasta la capacidad de protestar.