Cumplido nuestro objetivo, cerramos el blog Gipuzkoa Sin Incineradora: agur denoi
Con la certeza de haber cumplido el objetivo que nos marcamos al inicio, a partir de mayo interrumpimos la actualización de este blog, que hemos animado -al igual que su blog hermano Zubieta SOS- los voluntarios del grupo Orbeldiko Lagunak. Estarán a la vista durante un cierto tiempo, y hemos garantizado que también más tarde sus contenidos sean accesibles en la red.
Zubieta SOS comenzó su andadura en enero del 2007, para intentar reunir y difundir las noticias que generaba el conflicto en torno a la planta incineradora de residuos de Zubieta, que en esas fechas parecía imparable. Más tarde, en julio de 2010, pusimos en marcha Gipuzkoa Sin Incineradora, que ha intentado ofrecer en castellano las noticias y opiniones más importantes. Ha sido un trabajo extra para personas que intentan vivir fundamentalmente en euskara -de paso, pedimos disculpas al operador blogak.com por funcionar en español dentro de un ecosistema euskaldun, a la vez que les agradecemos su paciencia- pero hemos creído fundamental hacerlo, ya que de la carencia de dichas informaciones en castellano se han valido los promotores de la incineración en las campañas mendaces y demagógicas que han organizado contra otro tipo de alternativas.
Hoy el conflicto en torno a la gestión de los residuos de Gipuzkoa ofrece un panorama completamente distinto. Ayuntamientos, mancomunidades, consorcio y Diputación han propiciado un sistema capaz de gestionar los residuos sin incinerarlos. Y, más importante aún, hoy el movimiento popular es amplio, diverso y fuerte, es capaz de crear mucha y buena información.
Ez por ello que los miembros de Orbeldiko Lagunak damos por finalizado nuestro trabajo en ambos blogs. Continuaremos nuestro trabajo en nuestros grupos locales, aprendiendo de los residuos, peleando para reducirlos, intentando eliminar este ciego consumismo que nos lleva al desastre a la tierra y a las personas que la habitamos, especialmente a los millones de personas pobres que sacrificamos en el altar de la locura en la que vivimos en los países más ricos. Y es que el mejor residuo es aquel que no se crea. Agur, denoi.
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