Los siervos y la servidumbre
El siervo es una persona, normalmente un campesino, el cual se
encuentra a la disposición de un señor feudal y al señorío de éste.
Desde la Edad Media, el siervo servía al noble en las condiciones que
éste último exigía, por lo tanto hoy en día la servidumbre se encuentra a la
altura de la esclavitud. El noble que estaba al mando del siervo tenía la
libertad de decidir en varios asuntos de la vida de los siervos así como de sus
posesiones. De todas formas, el estado de siervo se diferenciaba del esclavo básicamente
en el que el primero era considerado una persona libre, el cual no podía ser
vendido y separado de la tierra para la que trabajaba.
Algunas de las características de la servidumbre eran fundamentalmente
la imposibilidad de comprar o vender los bienes cedidos por el señor, la
obligación de cumplir el servicio militar y la entrega parcial del trabajo o de
los productos. La servidumbre era hereditaria y los siervos no podían abandonar
la tierra a menos que no tuvieran permiso del señor.
En los tiempos en que la servidumbre predominaba en la sociedad, la tierra no podía ser comprada o vendida pero sí que podía ser transferida a consecuencia de las guerras.
Historia de la servidumbre
La servidumbre se ha conocido desde el Imperio Romano, a consecuencia
de que muchos campesinos vendieron y dejaron sus tierras, en la propiedad de
otros. Por lo tanto, los nuevos propietarios convirtieron estas tierras en
latifundios y empezaron a trabajar las tierras con arrendatarios. Los
arrendatarios trabajaban las tierras para sacar lo suficiente como para vivir y
para pagar las deudas y alquileres.
En el año 322 se
establecieron las características de la servidumbre. Así pues, el trabajador no
podía irse sin el permiso del señor y además los niños de los siervos eran
considerados propiedad del señor. Por otra parte, el señor no tenía potestad
para incrementar arbitrariamente
los alquileres.
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