Una pequeña ciudad formada por varios barrios

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   Aunque os resulte curioso, el artículo de hoy comienza con una figura literaria que se trabaja en la asignatura de Lengua, la sinécdoque. Como es sabido, la sinécdoque consiste en sustituir el todo por la parte o viceversa. En la mayoría de los casos, el uso de esta figura retórica enriquece y/o embellece el lenguaje, pero existen usos confusos. Por citar uno muy conocido, hay quienes utilizan el término Basque Country aunque sólo tengan en mente a la CAV, esto es, el oeste de Euskal Herria. O que, viniendo mucho más cerca, se cite a Deusto pero se refiera a uno solo de los barrios que conforman nuestra pequeña ciudad.

   El problema, evidentemente, no tiene fácil solución. Miles de personas que vinieron a los nuevos barrios que surgieron después de la guerra han desarrollado nuevas identidades y, por diversas razones –el distanciamiento que nace de la diferencia de clases sociales no es la menor –, la nueva identidad se ha basado en marcar distancias con Deusto Doneperiaga. En consecuencia, la respuesta lógica de much@s vecin@s de Arangoiti o de San Ignacio, percibidos por muchos vecinos de Deusto con pedigrí como barrios obreros ajenos a su mundo, era renunciar al sentimiento deustuarra.

   En cuanto a la pérdida de referentes históricos, hay otra razón de peso que merece la pena mencionar, y es la construcción del canal. Esta obra, realizada en la década de 1950, además de borrar del mapa el barrio de Euskalduna, varios caseríos y el campo de fútbol de Etxezuri, cortó las conexiones entre los barrios. Pensad, por ejemplo, en la facilidad con que se podía ir de Ibarrekolanda a la Ribera o de Elorrieta a Zorrotzaurre en aquella época...

   Sin embargo, en la periferia siempre ha habido quien ha mantenido sus raíces de una u otra manera. En Arangoiti la comparsa Los Tomateros dinamizó el barrio en los años ochenta, en la Ribera nunca han perdido la conciencia de ser deustuarras, en Elorrieta también ha habido quien ha mantenido la identidad y en San Ignacio el euskaltegi de Larrako o el Centro Social Errondoko no eligieron al azar los nombres de caseríos de Deusto. A fin de cuentas, si en otros ámbitos valoramos de forma positiva mantener la identidad histórica, ¿por qué no hacerlo a nivel local?

   Reforzar ese fino hilo de la memoria es uno de los objetivos de este blog. No es una tarea fácil, ya que a nivel urbanístico se avecinan grandes cambios esta década. Como es sabido, llenarán la isla de Deusto de viviendas a las que acudirán miles de personas. Por otro lado, nuestras laderas también están más urbanizadas que nunca y son much@s los que vienen a pasear mezclando Artxanda, Elorriaga o Sepurukoatxa o nombrándolas exclusivamente en castellano. Recordar lo que han sido estos rincones e imaginar lo que pueden/quieren ser es un ejercicio necesario. Para ello deberíamos ampliar el imaginario y relacionar con Deusto con la misma naturalidad tanto el caserío Agirre de Arangoiti, la casa torre de Larrakotorre on el txakolindegi Arbolagaña como el edificio del Tigre, la plaza de San Pedro o el puente de Deusto.

   Sabemos que a algun@s les resultará un poco extraño, pero a nivel nacional también hay quien casi limita el País Vasco a las comarcas cantábricas o a este lado del Bidasoa. Nosotr@s, en cambio, somos partidari@s de abrir la mirada y seguiremos en esa línea. Por último, en lo que respecta a las asociaciones, hay personas que trabajan a nivel de Deustualdea, como Berbaizu Euskara Elkartea o la Comparsa de Gigantes Ondalan. En definitiva, ¿por qué no mantener la antigua unidad cuidando el carácter de cada barrio? A ver si el aniversario de la anexión nos da pie para reflexionar sobre esto.


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