APRENDER DISFRUTANDO

            Esther Seivane, Jefa del Servicio de la Subdirección general de programas europeos del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes opina que “una estancia en el extranjero dedicada a la formación y al trabajo aporta beneficios en el plano personal y profesional”. Estos viajes aportan un perfeccionamiento en las lenguas extranjeras, además del fortalecimiento de la ciudadanía en una Europa común y el contacto con otros sistemas educativos.

            Aunque es creencia popular que ir de Erasmus es como tomarse un año sabático, esta beca tan mencionada tiene como objetivo atender a las necesidades de la enseñanza y aprendizaje de todos los participantes y cumple sus expectativas en la mayoría de los casos.

            Con estas becas uno puede desarrollar verdaderas ventajas con respecto a los estudiantes que nunca se aventuran a salir de su país. La expansión educativa aporta mayor tolerancia hacia otras opiniones, mayor nivel de independencia y confianza en uno mismo, y sobre todo, el beneficio profesional que supone el hecho de cursar un año en el extranjero.

            Por ejemplo, Unai Laboa estudiante de la universidad de Mondragón, tuvo la oportunidad de disfrutar una temporada en Italia y sus resultados fueron excelentes. Logró, finalizar su carrera y como beneficio profesional, obtuvo varias ofertas de empleo.  

            Por lo tanto, estudiar en el extranjero aumenta el rendimiento de los estudiantes así como el beneficio profesional, y al mismo tiempo contribuye al desarrollo personal poniendo al alcance de los estudiantes universitarios la posibilidad de ampliar sus conocimientos y su propia realidad, y cómo no, la oportunidad de aprender disfrutando.