ABCko super-detektibeak

astakeriak 1456131122560 Astakeriak | 2008-03-07 14:17

Duela zenbait hilabete honako berri hau bidali zidaten e-mailez. ABCko kazetariek Donostiako Herriko Tabernetan egindako "ikerketa" bati buruzko erreportaia da berau. Bertan  taberna hauei "Rico Taberna" deitzen die.

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MADRID. La calle Juan de Bilbao, en el centro de la parte vieja donostiarra, ha sido tradicional feudo de los proetarras. Y lo sigue
siendo. La «Herria», situada en el número 14, recibe a partir de las siete de la tarde a su clientela más fiel: «jarraitxus» de ambos sexos de entre 20 y 30 años. Pronto el local se llena, sobre todo en fin de semana, y hacia las diez alcanza su máxima afluencia. Entre los «jarraitxus» a veces se cuela gente madura, probablemente padres de etarras en prisión.
 
En la barra se exhiben las fotos, en color, de una decena de presos de ETA; entre ellos, Ignacio de Juana Chaos, sanguinario pistolero del «comando Madrid»; Xabier Alberdi, el secretario del grupo de concejales de HB en San Sebastián que acabó con la vida de cinco personas; Valentín Lasarte, otro asesino en serie, y Mikel Arretxe. De una de las paredes del local cuelga un cuadro de la bahía de La Concha con los rostros de más etarras. Uno de ellos parece ser Antxon Tolosa, muerto en el monte Urgull el 13 de julio de 1983 al estallarle el artefacto que manipulaba. También en la barra, los responsables de la «herriko» han colocado cuatro huchas, de diferentes colores, como si se tratara de códigos para indicar causas distintas. Los responsables antiterroristas calculan que por este procedimiento las «herriko tabernas» obtienen importantes sumas de dinero negro, que lo mueven en una economía sumergida.

 

«Riko tabernas»
 
Al fondo de la barra están expuestos los «souvenirs». Mecheros con diferentes lemas inscritos: «JotaKe», «Independentzia», «Euskal Presoak Euskal Herria», «Askatasuna ilegalizada»... Pañuelos de cabeza con el anagrama de las Gestoras pro Amnistía»; pitilleras, monederos o bolsos con leyendas similares. Se exponen, también, ikurriñas y banderas de Batasuna con el fondo amarillo, a tres euros. «¿Me das un pañuelo de esos y tres mecheros?». La mujer de pelo rojo encargada de la barra accede a ello. Todo, incluyendo un bocadillo y el vino, es alrededor de doce euros. Pero ningún recibo ni factura. «¿Cómo entonces se declaran los beneficios? ¿Quién controla la caja? ¿De qué medios dispone la autoridad judicial para controlar la administración de las «herrikos» no clausuradas?

Expertos antiterroristas están convencidos de que la «caja» diaria de estas «herriko» nada tiene que envidiar a la de cualquiera de los bares típicos de la parte vieja donostiarra. «Habría que llamarlas las «riko tabernas»», aseguran con ironía. Además de las puertas correspondientes a la cocina, los servicios (komuna) y el almacén, hay una cuarta, en la pared situada enfrente de la barra, que no se abre. La puerta esconde una habitación que ha acogido, y sigue acogiendo, reuniones de diferentes dirigentes de KAS. Probablemente allí se ocultaría el material para la confección de artefactos caseros incautado en  este local en tiempos no lejanos. En la pared situada frente a la puerta de entrada se exhibe un amplio cartel de Segi, la trama juvenil ilegalizada.
 
En la «Herria» se distribuye el boletín «Alde Zaharra» (Parte Vieja), al precio de 51 céntimos. En el número correspondiente a abril la portada repasa los resultados electorales con protagonismo para EHAK.
El boletín da por hecha la «absorción», ya que en el cuadro en el que se comparan los resultados de ahora con los anteriores comicios autonómicos, en la casilla que en 2001 correspondía a EH, en la de 2005 se la otorgan a EHAK. En cambio, cuando se trata de Aralar, se indica en el apartado de 2001 que esta formación no se presentó entonces.

Cerca, en el edificio de enfrente, está la «Arrano Beltza», otra «clásica», aunque ésta permanece clausurada. Contiguo hay, sin embargo, un almacén con más «souvenirs» de Batasuna. ¿Quiénes son los proveedores de tanto material? ¿Dónde están? ¿Hay talleres clandestinos? Demasiados interrogantes.
 
En la misma calle está el bar «Belfast». No aparece en el «censo oficial» de «herriko tabernas». Pero en su interior se despliega una escenografía que en nada les tiene que envidiar: lemas a favor de la independencia y del hermanamiento «Irlanda-Euskadi». Algunos de los clientes acaban de estar en «Herria». Y, muy cerca, el bar «Aurresku», incluido en una lista de «tabernas» recomendadas por Ikasle Abertzaleak (el sindicato de los estudiantes batasunos). Las fotografías de presos de ETA, la hucha con la inscripción «amnistía» o un cartel que anuncia un campeonato de fútbol, el II Memorial Olaia Castresana, la etarra que se suicidó en la prisión de La Santé,delatan algo más que complicidad con la trama etarra. Demasiado corta, la calle Juan de Bilbao, para albergar tanto «herriko», «sucia» o «blanca».
 
Rifa y «souvenirs»
 
En la calle del Ángel, también en la parte vieja donostiarra, cerca del portalón por el que se accede al muelle, está el bar «Arrano».. La hucha con la inscripción «amnistía» desvela también la conexión. «¿Ese papel en el que pone «mariskada» es para una rifa?». «Sí». «¿Me das uno?» «No, es para la gente de la casa», responde la mujer de la barra, desconfiada. Papeletas como esa, de color rosa, había también en la «Herria».
 
«Marrumba», en el número 12 de la calle Nueva, en el barrio de
Gros, parece ser una de las más «cañeras» en el universo de las «herrikos». Salvo excepciones, predominan los «jarraitxus». De nuevo, sobre la barra del bar, las fotografías de una decena de presos. En esta, sin embargo, no está la de De Juana Chaos, pero sí, como añadido, Iñaki Kañas Cartón, del «comando» «Ipar Haizea». Hay desplegada también una pancarta en favor del reagrupamiento de los presos etarras en el País Vasco. La máquina de tabaco la han convertido en un panel para insertar consignas. Por ejemplo, la que advierte de que «Gure borroka zuren miseria» (Nuestra lucha es vuestra miseria). Aparece la cabecera de un periódico con la palabra «apuntatu».
 
Al otro lado de la entrada hay unas vitrinas donde se exhiben «souvenirs»: chubasqueros con las palabras «amnistía» y «Askatasuna», a un precio de unos 45 euros; sudaderas por 35 euros. «¿Tienes chubasqueros de mi talla?». El «jarraitxu» encargado de la barra, con sus dos pendientes clásicos -en el mundo de la «borroka» parecen ser la etiqueta de calidad, el denominado «label vasco»-, responde, simpático, que sí y se apresura a coger uno del interior de un cajón. De nuevo, ningún recibo que acredite el precio.  Sobre la barra se han colocado hasta cinco huchas, todas ellas encadenadas a uno de los grifos que suministran las cañas de cerveza. Como en «Herria», son de distintos colores, aunque en una aparece inscrito «amnistía», y en otra, «gaztea» (juventud). Al fondo del local hay un pasillo. A la izquierda, la «komuna». A la derecha, el almacén. Y al fondo, una puerta que permanece cerrada hasta que, al cabo de un tiempo, se abre y de la habitación sale un grupo de seis «jarraitxus». Después,algunos más, que pasan de largo en dirección a la calle.
 
Un «buzón humano» en la barra
 
El «jarraitxu» de la barra parece haberse logrado la confianza de muchos de los que frecuentan la «herriko». A lo largo de la tardenoche varias personas se acercan al local para depositarle en mano sobres correctamente cerrados que después él entrega a sus destinatarios, sin apenas intercambiar palabra. Un hombre, algo maduro, entra acompañado de tres jóvenes con los que habla en voz baja. Parece explicarles algo que los tres Se advierte movimiento. Al cabo de unos minutos, otro joven entra y entrega al «jarraitxu» de la barra carteles en blanco y negro alusivos a Irlanda. En este caso sí le da alguna explicación y el camarero, auténtico «buzón» humano», los guarda entre varias carpetas depositadas al fondo de la barra.

Se acercan las diez de la noche y el responsable echa el cierre y apaga varias luces. Los dos grupos de jóvenes que en ese momento están en la barra, uno en cada extremo, y que, sin duda, se conocen, comienzan a cruzarse gritos en euskera. Parecen de ánimo, arengas. Uno de ellos se desata. ¿Se estarán conjurando para algo? Luego, se tranquilizan, y de nuevo se abre la puerta de acceso.
 
«Ilunbe», en el número 19 de la plaza de Ferrerías, en el barrio donostiarra de Amara Nuevo, es otra «clásica». En una de sus paredes sigue desplegado un cartel de gran tamaño del Partido Comunista de las Tierras Vascas. Y, cómo no, sobre la barra hay varias huchas para la causa. La escenografía se repite en otras «herrikos», como «Antiguotarrak», «Zulo Zahar», «Txalaka»... Por el contrario, «Haritza», en la calle Salud, en Amara Viejo, está clausurada. Alguien ha escrito en la persiana «Aurrera» (Adelante).



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