Quinta sinfonía...
Tendré que volver a dormir,
no consigo hacer nada,
siento que mi cuerpo se hunde...
La gravedad me hace caer
y me precipito al vacío lentamente,
sin control, dando vueltas.
Todo se vuelve negro de repente,
el corazón late acelerado
desconocedor de sus motivos.
La tensión se desploma
y me invade la somnolencia,
pero mis parpados, resisten.
Un poco más...
Beethoven... sigo.
Mis movimientos se ralentizan,
entorpezco y
el pulso se me dispara
los pensamientos e ideas
vuelan a su libre albedrío,
desordenados, y fugaces.
Violencia y alegría
tensión, calma.
En fin, ebriedad musical.
Aumenta el drama,
enfermamos de dolor,
y, muy despacio, morimos.
Iruzkinak
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