Alboradas

Olaberria, otra vez

Abdón Francés. Me temo que se está fraguando otra tormenta ciudadana. He leído por ahí que existe el proyecto de prolongar hasta Irún la recientemente inaugurada variante Sur de la autopista, invadiendo la zona meridional por el corredor de Olaberria, incluso penetrando en el parque de Peñas de Aya. Al mismo tiempo se menciona la posible construcción de una central térmica para abastecimiento de energía eléctrica.

En principio, como ciudadano adulto que me considero, yo debería alegrarme de estos proyectos que tratan de dar mayor agilidad a la circulación rodada y de evitar que me quede a oscuras en algún momento de mi actividad. Hay alguien que piensa en nosotros, me digo, admitiendo que todas estas obras se hacen de buena fe, sin intereses espurios.

Pero luego viene la reflexión. Además de un presupuesto singular, ¿qué inconvenientes entrañan estas obras? De todo tipo; ecológicos, paisajísticos, de conservación de la Naturaleza, de invasión de un hábitat que creíamos estabilizado, de expropiaciones, de perjuicio a la fauna, de polución en el caso de la térmica y un etcétera que las asociaciones económicas y ecologistas pondrán de manifiesto mejor que yo.

Me asaltan las dudas. Por otro lado no quiero que el aumento constante del tráfico paralice mañanas y tardes mi circulación por la variante Norte. La solución ideal sería que nadie más que los que estamos se estableciera en el valle de Txingudi, pero es tan discriminatoria y excluyente que da vergüenza proponerla. Así las cosas, con más automóviles y más consumidores de energía, vamos al colapso si no ponemos remedio a tiempo.

¿Qué hacer? Lo primero, expresar con claridad la finalidad de la ampliación. Que no queden dudas sobre la intensidad del tráfico actual ni sobre el consumo energético del valle. Enumerar las ventajas e inconvenientes de las acciones previstas para que los ciudadanos pongan aquellas en los platillos de la balanza y determinen cuál tiene mayor peso específico. Al final, grosso modo, la pugna será, ¿prefiero llegar más tarde a casa y que no me toquen Olaberria? ¿Cedemos verdor para llegar a una solución ecléctica?

Todos estamos implicados y conviene que lo discutamos con tranquilidad, sin las descalificaciones ni ofuscaciones de otras veces. Yo, de momento, escucho.

Actuar ahora, para no lamentarse mañana


Fernando Arozena. Las afecciones del Plan Territorial Parcial (PTP) son muy severas en diferentes zonas rurales de Irun: Aiako Harria, Olaberria, y montes, valles y regatas de Ventas; lugares preciosos y de alto valor ecológico.

Si el PTP se lleva a cabo, ni muchos de nosotros, ni las generaciones venideras van a poder disfrutar de los lugares entrañables que he señalado anteriormente. Habrá cambiado sensiblemente el mapa de Irun, pasando grandes zonas del color verde al color del asfalto y del hormigón.
Se está señalando, por parte de algunas entidades y organismos, que el tema del PTP va para rato; y piden calma. Yo por mi parte, me quedo con lo que comentó Javier, en la asamblea de Ventas, durante su exposición: «Ahora es el momento de actuar». Nos dirán que quedan 20 años, pero estas cosas, si no se paran ahora se acaban aprobando. Dentro de unos años entran las máquinas, y si alguien se queja, le dicen que ya es tarde».

Quiero recordar que, el 28 de noviembre de este año, es el último día que las personas particulares y asociaciones ciudadanas tenemos para aportar alegaciones. Se va a repartir una ‘alegación tipo’, donde se pide que se eviten las afecciones negativas que el PTP supone para varios lugares emblemáticos de Irun. Para ello se va a contar con la colaboración de varias asociaciones ciudadanas y particulares. Es necesario que hagamos un pequeño esfuerzo, y que rellenemos y firmemos dicha alegación. Si queremos que no se pierdan, de forma irreversible, unas zonas irrepetibles del paisaje de nuestra ciudad. Ahora es el momento de actuar, no cuando sea demasiado tarde, y ya no haya nada que hacer...


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