"¿Quién quiere quemar los residuos?" 06 - Cemento ama a basura, una historia de amor

gipuzkoasinincineradora 1456133263317 Gipuzkoa Sin Incineradora | 2010-11-04 18:02

Capítulo 04 del artículo "¿Quién quiere incinerar los residuos" de Mikel Peruarena, publicado originalmente en euskara bajo el título "Zeinek erre nahi ditu hondakinak?". Es continuación de Introducción, 01, 02, 03,04 y 05.

06 Cemento ama a basura, una historia de amor

¿Cómo surgió la historia de amor entre el cemento y los residuos? La respuesta la dio en una conferencia Pedro Mora Peris, director de medio ambiente y tecnología de  Oficeman: “No podemos admitir que el 60% de los residuos vayan a vertedero, cuando podemos conseguir de los mismos la energía necesaria”. ¿No resulta increíble su similitud con las cifras y porcentajes que utiliza Xabier Garmendia?

En esa misma conferencia también habló Jose Antonio Garcia, director de la fábrica que Cementos Portland Valderribas tiene en Olazti. El objetivo, según él,  para 2015 era claro: los combustibles de la fábrica de cementos de Olazti debían ser “alternativos” en un 40% (20); esto es, había que reemplazar el 40% de los combustibles fósiles con otro tipo de combustible. “El reto de las empresas cementeras es acordar con las administraciones locales y autonómicas el valorizar la parte de los residuos que no se pueden reciclar ni reutilizar [esto es, incinerarlos para obtener energía]: restos de poda, lodos de  depuradoras o residuos urbanos que de otra forma acabarían en vertedero”. La fábrica de Olazti presentó a finales del 2009 el plan de viabilidad al ayuntamiento, y en el mismo señalaba la intención de disminuir el petróleo-coque que utilizaba en su horno: su plan consistía en quemar los residuos de la tala de bosques, lodos de depuradora, residuos orgánicos urbano, harinas cárnicas, neumáticos y residuos de automóviles… Para ello se refería a la “innovadora experiencia” de Cementos Lemona (21).

Aquella conferencia desarrollada en el centro Baluarte de Iruñea lo organizó la fundación CEMA (22). Desde 2007 CEMA ha organizado multitud de charlas, y tiene más previstas en su agenda. Hasta ahora, ha realizado algunas de ellas en las siguientes ciudades: León (por dos veces), Mérida, Toledo, Oviedo, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Motcada i Reixac, Alicante, e Iruñea. En todas las ciudades en las que ha organizado eventos hay plantas incineradoras, o las están proyectando. Mora Peris ha sido por cinco veces conferenciante y Jose Ignacio Elorrieta una vez. Suelen organizar el ciclo bajo el genérico nombre de Jornadas sobre desarrollo sostenible. La valorización en el sector cementero (23).
 
CEMA (Fundacion Laboral del Cemento y el Medio Ambiente) impartió el primer congreso el 28 de octubre, en el Hotel Melia Castilla de Madrid, bajo el subtitulo El sector cementero frente al cambio climático (24). Precisamente, uno de los conferenciantes fue Jose Ignacio Elorrieta. Estudio: la sustitución de combustibles fósiles en el sector cementero. Una oportunidad para reducir el vertido de residuos (25). Se pueden observar algunos de los esfuerzos de la industria del cemento para buscar sustitutivos del combustible fosil. La propia fundación CEMA tiene esta opinión respecto a la incineración de residuos: “En el proceso de producción del cemento, utilizar los residuos como fuente de combustible en los hornos clinker, obedece de lleno a la jerarquía establecida [se refiere a la directiva europea]. Frente a la incapacidad técnica y material de reciclar el 100% de los residuos, debería primarse su utilización [el de la incineración], antes que llevar los residuos a vertedero”. Quiere decir que de otro modo los residuos se pierden en vano.

Es curiosa la definición que da CEMA sobre la “valorización energética”: “Es sustituir combustibles como el petróleo-coque, con residuos que tienen un gran poder calorífico”. Añade que es una práctica “segura, limpia y eficiente”. Frente a esa curiosa definición que realiza la Fundación Laboral del Cemento está la definición de la Unión Europea: “Todos los procesos que aprovechan los recursos que se encuentran en los residuos, siempre y cuando no peligre la salud humana y sin utilizar medios que puedan atentar al medio ambiente”. Junto con esa definición, la directiva europea que menciona CEMA marca un orden de prioridades en torno al tratamiento de residuos:
a)    Prevención
b)    Reutilización
c)    Recuperación material
d)    Recuperación energética o “valorización”
e)    Vertedero

Hasta 2008, dicha jerarquía constaba de cuatro puntos, ya que las políticas de recuperación se consideraban conjuntamente. De dos años acá, la UE ha especificado: por una parte, recuperar la materia de los residuos, y por otra parte, recuperar la energía que puedan tener los residuos. Esto es lo que la UE ha dictaminado: incinerar residuos es mejor que depositarlos en vertedero, pero es peor que la prevención, reutilización  y la recuperación material. De todas formas, CEMA, la Diputación de Gipuzkoa, Xabier Garmendia y demás,  siguen amarrándose al argumento de la jerarquía. Es así como se entiende que apenas haya habido debate sobre la prevención, en comparación con el escándalo de la incineración, ya que no ha habido política alguna de prevención. La Diputación de Bizkaia ha puesto en marcha un plan de esas características en 2010, cinco años después de haber arrancado la incineradora.

La industria del cemento también sigue obcecada en sus objetivos. La memoria del 2005 de Cementos Rezola resume de la siguiente manera las razones para seguir defendiendo la incineración: “Los procesos de producción de Cementos Rezola y Hormigones y Minas (26), traen consigo un gran consumo de materia prima y combustibles, ya que tradicionalmente no han sido renovables. Por tanto, la eficiencia energética y la disminución del consumo de los recursos naturales resultan claves en nuestra política sostenible”. A lo largo del 2005 la compañía “valorizó” 195.000 toneladas incinerando basuras, y “utilizando combustibles alternativos”.

Cementos Lemona es uno de los referentes más claros en las políticas de “valorización” de residuos, pero no el único. Por ejemplo, el grupo Holcim España, generó un 18% de la energía térmica utilizada mediante combustibles no fósiles, y se ahorró el consumo de 5 millones de toneladas de carbón. Según la revista Cemento-Hormigón, ello se tradujo en que se emitieran 58.238 toneladas de CO2 menos a la atmosfera, y se quemara en los hornos 61.705 toneladas de menos de petróleo-coque.

Por otra parte, por reducir las emisiones de CO2, las fabricas de cemento reciben subvenciones por parte del Gobierno de España –en las fábricas de cemento europeas, el 18% del total del combustible no es de origen fósil-. Sin embargo, tal y como indican los datos de 2009, los combustibles no fósiles de las cementeras de Galicia, Cataluña, España y el País Vasco son el 4,2%. Por tanto, las cementeras tienen por dónde ahorrar, incrementando el uso de los combustibles de origen no fósil. Es de esta manera como nació la historia de amor entre el cemento y los residuos.

El 2006, se emitieron 270.000 toneladas de CO2 menos por la “valorización” realizada por estas fábricas, según las empresas del sector. El sector indicaba entonces que habría que incrementar el empleo de combustible no fósil en un 26%, para así poder cumplir con el protocolo de Kyoto en el 2012. En Galicia, Cataluña, Euskal Herria y España suelen incinerar harinas cárnicas y grasas -90.000 toneladas en 2006- y neumáticos -42.000 toneladas en 2006-, sobre todo en las fábricas de cementos. Entre los combustibles no fósiles, estos son los que más se usan. En boca del presidente de Oficeman Aniceto Zaragoza, “el desarrollo de la valorización en nuestro país se encuentra, en mayor medida, en manos de las administraciones públicas, y hay ciertos factores fuera del sector, que impiden ese desarrollo”.

La industria del cemento han pedido en multitud de ocasiones al Gobierno de España y a los gobiernos autonómicos que anulen los “impedimentos para valorizar”, y el instituto IRS ha ofrecido asesoramiento en esa tarea. El estudio realizado por el director técnico de ISR, Santiago Palomino,  para CEMA así lo recoge: “La investigación demuestra, que aún realizando actividades de prevención y reciclaje, más del 60% de los residuos urbanos acaban en vertedero [nuevamente nos encontramos con el conocido listón de Xabier Garmendia]. Con los restos de las plantas de tratamiento, y con la preparación adecuada, se podrían producir 1,2 millones de toneladas de RDF (combustible derivado de los residuos), que podrían ser utilizados por las cementeras en vez de los tradiciones combustibles fósiles”. Indirectamente, ISR está proponiendo a las cementeras la incineración de 1,2 millones de toneladas de residuos; esto es, todos los “combustibles alternativos” incinerados por las cementeras en 2008 multiplicados por diez.  Y por ese camino avanzan, poco a poco: el año pasado quemaron en las cementeras 405.700 toneladas de residuos, que son equiparables a 187.000 toneladas de petróleo. Es evidente dónde se ahorra.

En 2006, el ingeniero industrial Carlos Urzelai, impartió una charla sobre los esfuerzos realizados por la industria del cemento. Advirtió que la energía era un “factor fundamental” en la competitividad de las empresas, y que aún mejorando la eficiencia energética, no se puede disminuir el consumo de energía más del 2%. No obstante, utilizando los combustibles solidos derivados de los residuos las empresas podrían digerir el 37% del total del gasto energítico. Por ello, entre otras peticiones, pidió la eliminación de las “trabas para utilizar combustibles alternativos”. Urzelai trabajaba para Cementos Lemona en aquella época; hoy día, es resposanble de la sección de Sostenibilidad y Valorización de Residuos de FCC.

Los residuos son una fuente demasiado rica como para se piense en cerrarla, eso es lo que a enseñado IRS a la industria del cemento. ISR llevo a las jornadas realizadas en Barakaldo en 2004 algunas ideas acerca de los tipo de residuos que podrían incinerarse: “Algunos flujos de estos residuos sobresalen significativamente, bien por la cantidad, bien por sus cualidades. Por ejemplo, los automóviles y ruedas que han dejado de usarse, los escombros de demoliciones y construcción, los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos, y pilas y baterías”.

Con todo, la idea de quemar residuos en los hornor cementeros no es tan reciente, y ha nacido de la propia industria, sin necesidad de asesorías externas, acuciada por la necesidad. Ya en 1991 se comenzó a usar combustible de otro tipo en los hornos, tanto en España como en Euskal Herria. La preocupación viene de lejos; no hay más que recordar aquella afirmación inquietante de Garmendia: “Caminamos hacia un futuro en el que la energía será mas escasa y cara, y sujeta a condiciones medioambientales cada vez más estrictas”. La industria cementera, gran consumidora de combustible, se percató hace tiempo de los riesgos que acarrea la escasez y encarecimiento del mismo. Entre 1993 y 2003 el uso de combustibles de procedencia no fósil se multiplicó por seis en los hornos cementeros de Galicia, Paisos Catalans, España y Euskal Herria. Durante la última década ha aumentado sin cesar la lista de elementos susceptibles de combustión en las fábricas de cemento. Ya hoy en día las fábricas de Cementos Rezola de Añorga y Arrigorriaga tienen permisos para quemar residuos de las industrias cárnicas (27) y lodos de las plantas depuradoras. La de Añorga tiene, además, permiso para quemar pinturas, barnices, neumáticos y desechos troceados de automóviles en desuso. En la de Arrigorriaga tienen permiso para quemar biomasa y plásticos. La fábrica Cementos Lemona de Lemoa tiene permiso para quemar todo lo antes citado además de otors combustibles, por ejemplo hicrocarburos (29).

En la memoria medioambiental que emitieron, las fábricas Cementos Rezola y Hormigones y Minas afirmaban “haber evitado el depósito en vertederos” de 360.000 toneladas de residuos industriales. Para esa época habían comenzado a quemar harinas cárnicas (29) y neumáticos, pero tenían ya prevista la combustión de otros materiales, los lodos de las depuradoras, por ejemplo. Dicho y hecho. Han conseguido incinerarlos en sus hornos, según lo presentaron, adornado de eufemismos, eso sí, en el acuerdo firmado por Cementos Rezola y Aguas de Añarbe. Desde 2010 la planta de Añorga de Cementos Rezola quema lodos de depuradoras (30). He aquí algunos de los pasajes de la nota de prensa emitida con motivo del acuerdo:

“Se cierra el ciclo ambiental de las aguas residuales. (...)
Aporta una solución medioambientalmente avanzada y sostenible.(...)
El horno de clinker de la factoría cementera, una instalación idónea para la valorización energética del residuo sin afecciones ambientales —dada la naturaleza y parámetros de la combustión en el citado horno— ni emisiones adicionales a la atmósfera, lográndose la eliminación del residuos con el mayor beneficio al entorno. (...)
Una oportunidad y un beneficio ambiental. (...)
Los trabajos de valorización tendrán un saldo positivo desde el punto de vista de emisión de gases de efecto invernadero”.

El acuerdo preve la incineración de un máximo de 7.000 toneladas. A continuación, otro dato sacado de la citada nota de prensa: la fábrica de cementos obtendrá de la combustión de lodos hasta un 0,7% de todo el combustible que necesita. Los dueños de Cementos Rezola subrayaron que la iniciativa no obedece a un ánimo lucrativo sino que quiere “mejorar el medio ambiente y la sostenibilidad”. El periódico Deia destaco de este modo el esfuerzo que realiza Cementos Rezola en vistas a la “valorización de residuos”: «Cementos Rezola ha encontrado una fórmula de ahorro que además es respetuosa con el medio ambiente. La compañía vasca ofrece sus instalaciones para la incineración de residuos sólidos urbanos, una iniciativa enmarcada en su plan de ajuste económico (31). (...) Están capacitados para incinerar residuos urbanos e incluso combustibles peligrosos».

El periodista recogió estas palabras de boca de Asier Otxoa de Eribe, responsable de Medio Ambiente de Cementos Rezola: « La aceptación social porque está ayudando al cuidado medioambiental del territorio y además la companía se ahorra gasto en coque de petróleo, entonces los costos merecerán la pena ».  Otxoa de Eribe señaló al periodista que ya de antes en la planta de Añorga se queman harinas cárnicas, neumáticos y lodos. Pero, al mismo tiempo, le expresó la intención de Cementos Rezola de incinerar plásticos. Los plásticos constituyen una buena fuente de combustión, seguún ha explicado el ISR. Los hornos están, además, preparados para incinerar cueros y tejidos textiles.

Ese acuerdo firmado entre Cementos Rezola y Aguas de Añarbe para la combustión de lodos no es sino un ejemplo de las voluntades e intenciones de algunos. Así, la quema de neumáticos se ha incrementado durante estos años; en las cementeras de Bizkaia y Gipuzkoa se quemaron 7.500 toneladas en 2004, en 2005 fueron 14.000 las toneladas y en 2006, al bajar algo el consumo, se quemaron 13.000 toneladas. De la misma forma aumentó la incineración de plásticos: 600 toneladas en 2004, 1.350 en 2005, 3.200 en 2006. En 2007 la patronal del cemento Oficemen, la Federación Española de Recuperación y Reciclaje FER (32) y la Asociación Española para el Tramiento Medioambiental de Vehículos Fuera de Uso Sigrauto firmaron un acuerdo para usar restos de vehículos como combustible (33) –tal como había señalado el Instituto ISR, la industria cementera está interesa en aparatos eléctricos y electrónicos como combustible-. En enero de 2006 la fundación Ecolec y la empresa Energis Valorización de Residuos SA (34) acordaron realizar estudios sobre el uso de residuos de aparatos de ese tipo. Jose Ramon Carbajosa, director general de la fundación Ecolec, declaró que “sólo en España y en 2004 se han comercializado 1.829.400 lavadoras y 1.804.900 frigoríficos. Son cifras que nos ayudan a entender la importancia de este acuerdo de investigación”. Y es que ése es el problema de incinerar residuos: una vez que se come uno, ya nunca se sacia. A más que se come, mayor es el apetito.

NOTAS:
(20) En esta localidad navarra se ha vivido un notorio conflicto a cuenta de los proyectos de la cementear. Ciudadanos y grupos ecologistas de la comarca de Sakana recogieron miles de firmas en contra del uso de los hornos cementeros para la “valorización de residuos”. El ayuntamiento de Olazti, sin embargo, concedió el permiso. Concejales de la Izquierda Abertzale han denunciado que tanto algunos alcaldes como concejales así como diversos miembros de la plataforma Olazti Bai son trabajadores de la cementera. Tres alcaldes han dimitido en tres años, el último recientemente, a resultas de “presiones”, según denunció; todos los cargos públicos de Olazti Bai han abandonado la corporación.
(21) El 28% de los combustibles quemados en 2007 por la fábrica Cementos Lemona eran de procedencia no fósil. La de Lemoa es la fábrica de Euskal Herria que más “energía alternativa” consume, y tampoco en España tiene competidor a ese nivel.
 (22) Fundación Laboral del Cemento y el Medio Ambiente. Fue creada en 2004, el mismo año en el que los sindicatos Comisiones Obreras eta UGT y la patronal cementera Oficemen firmaron un acuerdo de promoción de la «valorización energética de los residuos».
(23) Jornadas sobre Desarrollo Sostenible. La Valorización en el sector cementero.
(24) El sector cementero frente al cambio climático.
(25) Estudio: la sustitución de combustibles fósiles en el sector cementero. Una oportunidad para reducir el vertido de residuos.
(26) Cementos Rezola y Hormigones y Minas participan del grupo Financiera y Minera, hoy día filial de la multinacional Italcementi Group.
(27) En 2001 el Gobierno español decidió incinerar las “vacas locas” en hornos cementeros. Las tres cementeras de Bizkaia y Gipuzkoa comenzaron a hacerlo. En un principio se pensó en incinerar unas 17.000 toneladas. La misma decisión se había tomado en Bélgica en 1999 y en Franzia e Italia en 2001. El diario Público ofreció informaciones sobre el tema.
(28) A modo de anécdota: en un informe preparado por el grupo Gaiker para la Diputación Foral de Bizkaia, en el epígrafe “Empresas recicladoras de la Comunidad Autónoma Vasca” se recogen los nombres de Lemona Industrial SA, Neuciclaje SA y Cementos Rezola.
(29) Las harinas cárnicas se usan para alimento del ganado. Preparan piensos a partir de restos de carnes y huesos de animales enfermos o muertos, triturados en una especie de pasta. Estas harinas han sido relacionadas con la aparición del mal de las “vacas locas”, por haber obligado a animales herbívoros a comer una dieta carnívora. La Unión Europea prohibió el uso de harinas cárnicas para la fabricación de piensos, pero recientemente ha propuesto el levantamiento de la prohibición.
(30) Los lodos de las depuradoras, dicho sea de paso, se han solido usar y se siguen usando como compost en bosques y en la recuperación de terrenos baldíos.
(31) Habla por sí sólo el hecho de que, dentro de un plan de gestión ambiental, sea citado en los «planes de ajuste económicoren».
(32) Federación Española para la Recuperación y el Reciclaje.
(33) La revista Cemento-Hormigón dio cuenta del acuerdo es estos términos: «Para la industria del cemento, el usar los residuos a modo de material o de combustible alternativo en la fabricación de cemento, supone un modo de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y dar solución a la gestión de los residuos». En España se sacan de circulación anualmente unos 700.000 vehículos.
(34) Energis forma parte del grupo Holcim España.


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